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Justicia social: Emiliano Zapata y su vigencia en la construcción de la Cuarta Transformación

Justicia social: Emiliano Zapata y su vigencia en la construcción de la Cuarta Transformación

Columnas jueves 11 de agosto de 2022 - 00:00

Esta semana se celebró el 143 aniversario del natalicio de Emiliano Zapata. Ese gran caudillo mexicano del Sur del país, cuyo ejemplo, con el pasar de los años no hace sino reafirmarlo como la encarnación más pura de los ideales de justicia de la Revolución Mexicana.

Zapata, como defensor de las comunidades indígenas y campesinas que combatieron por la tierra y la libertad y que gracias a ello la Constitución Mexicana estableció la restitución de tierras y aguas. Acción que permitió que, 20 años más tarde, otro ilustre mexicano, el general Lázaro Cárdenas del Río, michoacano también al igual que Zapata, con la ley en mano destruyera el latifundio e iniciara un proceso de desarrollo económico y la transformación radical de nuestro país.

Como enuncia el proverbio Chino «El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». Acciones pequeñas con el tiempo pueden tener efectos positivamente inesperados.

Primer aprendizaje, no hay acción pequeña si está orientada a un propósito elevado. José Martí también lo dijo en su tiempo: “No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo” sólo espera su momento oportuno, agregaría por mi parte.

Es por ello por lo que me gustaría compartirles un momento especial en la vida de Emiliano Zapata, toda vez que a la luz del movimiento popular que hoy se vive en México. podamos comprender la vigencia de sus ideales como guía y faro en la construcción de la Cuarta Transformación en México y en Puebla.

Porque como nos menciona el gobernador Miguel Barbosa y este sería el segundo aprendizaje, “en la política se ha de tener visión, altura de miras y metas para construir un gobierno que responda de manera responsable a la gente, a los que más lo necesitan”. Entendiendo así el ejercicio de poder como acto de responsabilidad serio y honesto; no como acto opulento ni arrogante, sino sencillo y siempre pensando en la gente, en los más desfavorecidos.

Emiliano Zapata vivió en un país en el que las tierras estaban bajo el dominio y la propiedad de apenas un puñado de hombres: 900 terratenientes, quienes ayudados por la policía rural de aquella época poseían las ⅔ partes de la nación y explotaban a los campesinos en condiciones de semi esclavitud.

El llamado caudillo del sur vivió en este contexto social y gracias al celo que había mostrado en un conflicto de colindancias entre el pueblo y una hacienda en expansión, además de su probada integridad y valentía es nombrado presidente del consejo del pueblo de Anenecuilco, cargo más o menos equivalente hoy a lo que sería ser presidente municipal.

Este trabajo dado por los ancianos del Pueblo era una gran responsabilidad, ya que incluía resguardar los ancestrales títulos de propiedad de Anenecuilco que databan de tiempos de la colonia para defenderlo de la voracidad de las haciendas que en ese momento poseían el 80 por ciento de las tierras de Morelos. Era así heredero de un movimiento y unas demandas sentidas de más 400 años de clamor popular y campesino.

Cabe decirlo, la elección de Zapata fue un movimiento desesperado. Una señal clara que la gente del pueblo necesitaba un hombre de acción, alguien que pudiera asegurarse que el poblado pudiera sobrevivir.

La Revolución Mexicana estaba a la vuelta de la esquina, y Zapata con esta acción estaba en el lugar correcto a la hora indicada.

Es importante mencionar que Zapata no era pobre, más bien era una persona autosuficiente que gracias a las enseñanzas de su padre, muerto cuando él era un adolescente, había aprendido a ser uno de los más reputados jinetes de la región al igual que tirador excelentísimo y reconocido.

Otro en su lugar, hubiera quizás claudicado, pero no fue el caso de Zapata, quien también cuando niño había vivido otro hecho que le habría dejado totalmente marcado de por vida al ver llorar a su padre por las injusticias de los hacendados, quienes le arrebataron su tierra.

Zapata pues decidió asumir su compromiso con su pueblo y con su historia y se lanzó al frente de una revolución que a la postre le costaría la vida, pero le ganaría reconocimiento eterno. Este sería el tercer aprendizaje: ser congruentes con lo que se piensa y reflejarlo en la diaria acción.

Hoy, las demandas de tierra y libertad aún se mantienen, pero existen nuevos desafíos que afrontar. La Cuarta Transformación que encabeza el presidente lo tiene bien claro, pero es necesario tener presente los principios y a menuda esa terca convicción que por más sombríos que parezcan los tiempos, permitan construir futuro. Un futuro progresista con Justicia Social.

Al Igual que las olas en el mar, los movimientos existen principalmente cuando hay viento, es decir, son dependientes de que haya acción colectiva, por eso el llamado a 143 años del nacimiento de Emiliano Zapata es que la acción colectiva se mantenga viva; desde el territorio del progresismo de izquierda, de todos aquellos que buscamos y aspiramos a la igualdad y a la justicia.

De ahí venimos, de ahí somos, desde ahí construimos todo. Nuestro correlato es la presencia activa y protagónica en la calle, el barrio, la fábrica, la Universidad, la plaza, la marcha, la asamblea.

Desde la pluralidad y el diálogo buscando crear un mundo más sostenible donde quepan muchos mundos. La Historia así nos lo refiere, somos dueños de nuestro destino. No espectadores sino activos actores.

Actuemos en consecuencia.

@MelitonLozano

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/CR

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