Definitivamente habría que hacerle algún día justicia al Congreso de la Unión y narrar a detalle la historia de las estridencias que ahí han tomado sitio:
• Honores a la bandera –cada vez más frecuentes– con escolta castrense armada, a casi un siglo del triunfo del civilismo posrevolucionario. Como si este país no tuviera escuelas primarias y secundarias, hasta sería una grata experiencia que fomentaría la cultura cívica de los estudiantes; desafortunadamente el México de la 4T tiene una extraña predilección por los uniformes militares.
• O aquel día en que un T-Rex, en diciembre de 2022, votó en contra de la reforma electoral del presidente López Obrador. Y es que la senadora Xóchitl Gálvez tuvo la idea millonaria de asistir al pleno del Senado enfundada en una botarga de dinosaurio y así, en modo jurásico, subió a la tribuna de la Federación.
• No olvidemos que también en diciembre, pero del año 2013, nuestra soberanía energética requirió del apoyo de los calzoncillos del entonces diputado Antonio García Conejo –hoy senador del PRD–. Y así, en ese estado de semidesnudez frente al pleno, decidió protestar por la aprobación de la reforma energética de Peña Nieto.
• Otro diciembre, pero del 2011, las azafatas de la extinta Mexicana de Aviación, gracias al petista –hoy renegado izquierdista– Mario di Constanzo, convirtieron el pleno de San Lázaro en una extensión de La Lagunilla al vender 200 calendarios, al estilo Play Boy, para ayudar a la causa de la línea aérea que por entonces llevaba 16 meses sin operaciones.
• Por no hablar de otra irrupción, gracias a las facilidades que brindó Fernández Noroña en marzo de 2010, del llamado Comité Cívico Nacional para la Revocación de Mandato de Felipe Calderón, que incluyó el desnudo de cinco mujeres a las puertas del pleno. “Desnudamos nuestro cuerpo para desnudar al gobierno de Calderón”, era la calenturienta consigna de aquellos días.
• Desde luego no todo ha sido exhibicionismo corpóreo. Aún recuerdo el asalto a la tribuna de San Lázaro por campesinos montados a caballo liderados por el entonces líder barzonista -hoy prominente militante de Morena- Alfonso Ramírez Cuellar en diciembre de 2002, convirtiendo el pleno de los diputados en un vil establo.
Podríamos escribir un libro entero sobre las estridencias que han pasado por los recintos legislativos y, sin embargo, no tengo registro de que alguna vez un grupo de mariachis hayan incursionado en el Diario de los Debates del Senado de la República con la letra de “El rey”, que sentidamente entonaron al pie de la tribuna para decirle “adiós” a Ricardo Monreal o “nos vemos pronto”, para el protagonista del "Monreality" es lo mismo.