A la diputada local de Morena, Nay Salvatori le asiste la razón cuando, a través de un video publicado en su cuenta de TikTok cuestiona a las y los periodistas respecto al derecho a la libertad de expresión.
La legisladora estuvo, y de hecho sigue ahí, envuelta en una polémica banal sobre su vestimenta y dotes de modelo y actriz con puesta en escena dentro del Congreso del Estado.
Explicaré esto en tres momentos, necesarios para alejarnos de la frivolidad política y acercarnos a lo realmente sustancioso respecto de la representante popular.
Primer momento: El cuestionamiento sobre el video en el que se observa a Nay, así como a sus compañeros Grace Palomares, Andrés Villegas y Roberto Zataráin como luminarias en alfombra roja, critica la trivialidad en el interior del pleno.
Si como la diputada argumenta, estaban en un receso, ¿por qué permanecer en el pleno? ¿No hay, acaso, espacios de convivencia como un comedor o algún sitio donde derrochar imagen?
Vamos cambiando la frase que corona ese espacio: “Antes muerta que sencilla” —y quitemos “Antes patria que partido”—.
Más tarde, en un episodio del programa “¡Qué importa!”, de Imagen televisión, los conductores Eduardo Videgaray y José Ramón San Cristóbal se mofan de Salvatori en cadena nacional y eso reaviva las críticas de periodistas locales que, en su ejercicio natural, cuestionan una vez más a la diputada por su conducta en el Legislativo.
Segundo momento: Todo ese cúmulo de críticas provocó una airada respuesta de Nay Salvatori. Minimizó los señalamientos en su contra, pero no dejó pasar la oportunidad de crear contenido para responder, humillar y denostar a conductores y periodistas. ¡Qué bueno que no se enojó!
En un video de respuesta se lanza contra la Asociación de Periodistas, Reporteros Gráficos y Comunicadores de Puebla A.C. —de la que no formo parte, ni concuerdo con sus prácticas—, los ningunea y los tilda de insignificantes. Hago la referencia porque en la postura de la legisladora a través de redes sociales exhibe su talante político.
En este material audiovisual cuestiona por qué no puede ejercer su opinión y los periodistas sí.
En eso, insisto, estamos de acuerdo. Es libre de expresarse en el sentido que crea conveniente; por supuesto puede no coincidir con la prensa, lo que no parece éticamente profesional es la denostación, la burla y la constante frivolidad para conducirse, ahora ya no sólo dentro sino también fuera del recinto legislativo.
¿Está mal que sea creativa, que genere contenidos en redes, que le guste vestir bien? No, definitivamente no.
El asunto es que eso se ha convertido en su sello al momento de acudir a su trabajo y el personaje de “la señora de Las Lomas” pareciera ser quien emite votos y posicionamientos en la tribuna.
Tercer momento: El trabajo legislativo no es abundante en su caso.
Entre septiembre de 2024 y marzo de 2025 destacan tres iniciativas presentadas —es decir, que llamaron la atención–; tres en un lapso de seis meses.
La primera corresponde a octubre del año pasado, cuando sugirió que proteger a los hombres de las mujeres que impiden a los padres contacto con sus hijos. Hubo otra sobre tipificar el acoso escolar en razón de género y, además, sobre acciones para acciones de detección, tratamiento oportuno y sensibilización del cáncer de mama.
De la primera, polémica, es de la que más se habló en su momento, luego de eso simplemente no hay mucho qué destacar. Esto se critica.
CAJA NEGRA
La legisladora ha pasado una racha difícil por los señalamientos en contra, pero depende de sí misma para recomponer su rumbo.
No tiene que cambiar su forma de ser, sino su forma de abordar los asuntos públicos, separados de los privados y de su actividad como creadora de contenidos.
Con dos años y medio de legislatura por delante, aún puede ejercer un papel digno como representante popular si dedica su tiempo al trabajo y deja para otro momento los likes.