Ahora que los ex apoyadores de Xóchitl Gálvez iniciaron su camino rumbo a obtener registro como partido político, tal como establece las reglas electorales en el país, será sumamente interesante saber quiénes se suman en Puebla.
A nivel nacional figuran nombres como los de José Guadalupe Acosta Naranjo, Gustavo Madero, Carlos Navarrete, Emilio Álvarez, además de los ex funcionarios del INE, Leonardo Valdés y Edmundo Jacobo.
Sin embargo, en su intención de obtener registro luce desarticulado.
No hay más figuras políticas de renombre que atraigan corazones de las y los ciudadanos dispuestos a integrar una oposición más competitiva.
Este proyecto que nació como la “marea rosa” que acompañó en diferentes momentos a Gálvez y también participó en actividades en defensa del Instituto Nacional Electoral y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación va por su reconversión.
La apuesta es construir el partido Somos México y el punto medular radica en cómo convencerá a 500 mil almas de adherirse.
Por ejemplo, no hay indicios de que la propia Xóchitl vaya a incorporarse.
Sin una figura clave, de arrastre, la labor será compleja.
Acosta Naranjo es un político en declive.
El PRD no pudo ni meter las manos y él, desde su trinchera, contribuyó a la pérdida del registro —claro sin restarle “méritos” a los “Chuchos”—.
Emilio Álvarez es un tipo honesto, combativo, sin embargo, no posee un liderazgo político.
Los ex funcionarios del INE, Valdés y Jacobo traen un ADN de académicos y bajo cuestionamiento tras su paso en ese organismo, muy difícil que pueda asumir un rol más protagónico.
Ahora bien, ¿quién en Puebla dejará la comodidad de ser oposición para involucrarse en un proyecto con mínimas posibilidades de éxito?
¿Eduardo Rivera y su grupo político? Claro que no, menos ahora que él, Lalo, trabaja de cerca del dirigente nacional del PAN, Jorge Romero.
¿Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile? ¿Los perredistas como los Luna Porquillo? ¿Los morenistas marginados del propio partido en el poder como los Méndez Márquez?
Estas y muchas otras figuras más entienden que el panismo se encuentra en un proceso crítico, pero con una militancia y simpatizantes que lo mantendrían como segunda fuerza política del país.
Los perredistas están en espera de salvar las sobras estatales en un proceso extraordinario que les garantice por lo menos 2 millones de pesos al año en prerrogativas.
En el PRI, pese al deterioro del partido, hay conformidad con operar desde las ruinas.
Sus dirigentes, esos que son cómplices de Alejandro “Alito” Moreno y sus tropelías políticas como la manipulación de los estatutos y artífice de una reelección indebida, disfrutan de la dirección de los restos.
Los demás, los que ya no están, ahora son parte del partido en el poder.
En esa lógica se mueve el espectro político partidista en el estado.
Somos México carece de posibilidades de captar perfiles atractivos para sumar militantes.
Es un auténtico reto su proceso de afiliación y registro. Ya arrancó con todo y los malos pronósticos.
El tiempo político mostrará su capacidad y si hay talento.
CAJA NEGRA
Los coyotes no pierden.
Las bravatas de Donald Trump transformadas en acciones ejecutivas no amedrentan ni sensibilizan a los traficantes de personas.
En la Mixteca subió el costo por un cruce ilegal a Estados Unidos.
El desierto del Sásabe, en Arizona, es uno de los puntos más críticos, pero de mayor posibilidad de burlar a la Patrulla Fronteriza.
En municipios como Tehuitzingo, Chila de las Flores, Petlalcingo, e incluso pequeñas comunidades como San Miguel Ixitlán, hay ofrecimiento con garantía de éxito por cantidades de 100 mil o 200 mil pesos.
Hay un lucro económico de la necesidad.