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Cañonazos

Cañonazos

Columnas jueves 22 de septiembre de 2022 - 00:02

“No hay general mexicano que aguante un cañonazo de 50 mil pesos”
Álvaro Obregón

Lo que decía Álvaro Obregón hace un siglo sobre los generales del Ejército Mexicano, perfectamente podríamos trasladarlo a los diputados y senadores de la oposición en pleno 2022: “no hay legislador mexicano que aguante un cañonazo de la cuarta transformación”.

Debió haber caído como balde de agua fría en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN la mudanza del ex panista Raúl Paz Alonso a la bancada de Morena que Ricardo Monreal anunció con una sonrisa en el rostro. Y aunque aún llevará tiempo su expulsión formal del partido y su incorporación “al lado correcto de la historia”, la escena de burlesque deja en ridículo a una fracción como Acción Nacional preocupada por la incorporación de militantes con vocación dogmática.

El caso del senador Paz Alonso no ha sido el primero ni será el último escándalo de los principios. Si diputados y senadores no se ruborizan al corromper el mandato del electorado y cambiarse de partido "como si se cambiaran de calzones" es porque la representación política, una figura del constitucionalismo democrático construida a ras de suelo de las revoluciones burguesas, desde hace más de medio siglo carece de contenido programático.

¿Cómo interpretar las recientes palabras del convertido senador morenista, Paz Alonso: “el único gobierno y presidente que han mirado a ver al sur de nuestro país es Andrés Manuel López Obrador”; sino como la expresión de un descarado oportunista? ¿A quién le importa el mandato de los electores que en Yucatán llevaron a un militante de Acción Nacional, y no a un morenista de ocasión como Raúl Paz, a ocupar un escaño en el Senado por el principio de primera minoría?

Sin embargo, con todo y un cachirulo del PAN, las maniobras del secretario de Gobernación no surtieron efecto: no porque no hayan disciplinado a Monreal, manteniendo vivas sus ilusiones, sino porque no le salieron los números a la 4T en el pleno del Senado de la República, pues este miércoles, por mayoría de votos, regresaron a comisiones el dictamen sobre la permanencia de las Fuerzas Armadas en las calles hasta 2028. En términos prácticos: siempre sí hubo “titubeos”.

Los próximos días serán de un cabildeo frenético en el Senado de la República, una prueba de fuego para el titular de la Segob. ¿Qué podrían hacer, en la carrera por la sucesión presidencial, la señora Claudia Sheinbaum o el canciller tiktokero Marcelo Ebrard frente a un Adán Augusto que entrega triunfante un dictamen aprobado por opositores a Palacio Nacional junto con el control de la seguridad a la Sedena? Ni todos los espectaculares de las corcholatas juntos podrían superar semejante maniobra.

Y cuando el dictamen regrese al pleno, ¿qué van a decirles a sus electores, el senador de Morena por Puebla y presidente de la Mesa Directiva, Alejandro Armenta Mier, después de emitir su voto a favor de la militarización cuando en el sexenio de Enrique Peña Nieto era uno los más reacios defensores del slogan: “qué el ejército regrese a los cuarteles”? ¿Cómo van a explicar su voto en contra de la militarización la senadora panista Nadia Navarro Acevedo cuando a nadie se nos olvida que hasta hace no mucho aplaudía las calenturas bonapartistas de Felipe Calderón? Para mala fortuna de todos no hay respuestas, porque este país sencillamente dejó de hacer preguntas.


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/CR

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