Bartlett, otra vez.
Desde hace años, Hector Berrellez, agente retirado de la DEA y ex coordinador de la célebre Operación Leyenda, acusó a Manuel Bartlett Díaz de ordenarle al narcotraficante Rafael Caro Quintero que matara al Kiki Camarena, histórico agente de la DEA.
Ahora, a través de una serie de Prime Video (Amazon), que la CIA intentó frenar, aparece el mismísimo Berrellez reviviendo esa trama a través de la serie de cuatro capítulos The Last Narc.
Bien dicen que el diablo se aparece a veces jalándole los pies a personajes como Bartlett.
No es la primera vez que eso sucede.
Hace pocos años, el reportero J. Jesús Esquivel, corresponsal de Proceso en Washington, reveló que —como secretario de Gobernación— Bartlett estuvo presente en la casa en la que estaban torturando a Camarena.
Según Esquivel (en el libro La CIA, Camarena y Caro Quintero, Grijalbo, 2014), ahí también estaban Juan Arévalo Gardoqui, a la sazón secretario de la Defensa Nacional, y los narcotraficantes Caro Quintero, don Neto y Felix Gallardo.
(Muy jóvenes, estrenándose como escoltas de este último, andaban por ahí el Mayo Zambada y el Chapo Guzmán).
Puras finas personas.
Y en ese contexto, una feroz tortura en la que participó —según la serie de Prime Video dirigida por Tiller Russell— Max Gómez (cuyo verdadero nombre era Félix Rodríguez): un agente de la CIA que desde México orquestaba toda clase de apoyos a la Contra nicaragüense.
En The Last Narc aparecen los testimonios de Berrellez y algunos policías mexicanos que participaron en el secuestro del Kiki Camarena.
Sobra decir que todos en su momento traían credenciales de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), desaparecida por Bartlett —desde la Secretaría de Gobernación— luego de que trascendieran los lazos con los narcos arriba citados.
Dos de los policías entrevistados, por ejemplo, estaban al servicio del “comandante” Ernesto Fonseca, don Neto, en la Guadalajara de los años 80.
Ellos fueron testigos presenciales del concubinato entre el gobierno de Miguel de la Madrid y el Cártel citado.
Iban y venían por su casa traficando droga y cometiendo delitos, pero siempre amparados y cuidados por los muchachos de la DFS, que, cómo olvidarlo, dependían de Gobernación.
Es decir: de Bartlett.
Quita la respiración el documental, sobre todo cuando habla de la parte mexicana.
Incluso un senador estadunidense aparece diciendo en algún momento que si un día se supiera toda la verdad del caso Camarena, el gobierno mexicano colapsaría.
Bartlett ha negado veinte veces los señalamientos de Berrellez a través de ruedas de prensa y declaraciones.
No obstante, lleva años sin viajar a Estados Unidos.
La duda mata:
¿Teme que las denuncias del agente retirado de la DEA sean recuperadas por algún juez ensimismado?
El hipócrita lector no se puede perder esta serie.
Bartlett la vio antes incluso de que Prime Video la exhibiera.
El sueño se corta por lo más delgado y el insomnio es el plato favorito de los adictos a la adrenalina.
Ufff.