El político mexicano de mediana o alta escala puede sin ninguna bronca sobrevivir a una recesión económica, contrario a los miles de ciudadanos, cuyos ahorros son mínimos ante la escalada de precios en bienes y servicios.
Aunque en la Secretaría de Hacienda están convencidos de que el mexicano tiene fondos suficientes para enfrentar un escenario crítico en la economía, la realidad es otra.
Apenas uno de cada diez tiene ahorros superiores a tres meses de ingresos y sólo un 7.7 por ciento logra ahorrar mes con mes, según datos del Inegi en 2023.
La Encuesta Nacional sobre Salud Financiera reveló que el 48 por ciento de la población en general no tiene de donde echar mano.
El desafortunado comentario del titular de la Unidad de Planeación Económica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Rodrigo Mariscal Paredes trajo a la memoria, la desastrosa declaración de Ernesto Cordero.
¿Recuerdan en el año 2011 que refirió, las familias mexicanas pueden pagar automóvil, renta y colegiaturas con 6 mil pesos? Aunque intentó corregir su “metida de pata” el daño mediático ya estaba hecho.
El punto es que en la SHCP siempre tienen otros datos.
Sus análisis macroeconómicos están desconectados de lo que enfrentamos día a día: alimentos más caros.
Los señores de traje y corbata desconocen el precio real de una ida al supermercado.
Una familia promedio se abastece del consumo básico porque todo está cada vez más caro.
Obvio, no es una situación que le quite el sueño a los burócratas de Hacienda.
Si con una mano en la cintura consideran que la gente gana tan bien que hasta oportunidad tiene de ahorrar –al menos– el 10 por ciento de su ingreso total.
¿Qué saben de los vaivenes de la carne, el pollo, el aguacate?
¿Qué saben sobre el costo de la vida?
Tras escuchar los disparates desde la SHCP, los comentarios del auditorio de Oro Noticias fueron mordaces.
La pregunta fue: “¿Con su ahorro actual, cuántos días podrían sobrevivir a una recesión económica?” Las respuestas fueron diversas:
– “Dejaría de comer a partir de hoy”.
– “¿Dime qué es un ahorro?”
– “A mí me alcanzaría para una semana y luego comeré aire”.
– “Si pierdo mi empleo, pierdo mi oportunidad de comer tres veces al día”.
– “Yo me moriría muy rápido, contrario al político bueno para nada que es una especie que nunca corre riesgo de extinción”.
Y es cierto, el sueldo o las transas del político les permitiría sobrellevar una crisis de empleo y de consumo, sin mayor preocupación.
Por si fuera poco, se encargan de presumir.
El senador Gerardo Fernández Noroña es un claro ejemplo de que ser austero le importa un rábano.
Recientemente, el regidor de Playa del Carmen, José Luis Toledo Medina, fue exhibido con un reloj de 3.5 millones de pesos en Mónaco.
La buena noticia es que México tiene todavía un gran potencial de crecimiento económico, pero no significa que cantemos victoria.
Bien haría el gobierno de guardar la prudencia en vez de meterse en camisa de once varas.
No somos Dinamarca, ojalá terminen de entenderlo.