En incertidumbre, prueba PISA 2025

Los malos resultados obtenidos por México en la prueba PISA 2022 fueron un claro indicador de las deficiencias en el sistema educativo, al colocarnos por debajo de la media entre 81 países.

En Matemáticas ocupamos el puesto 51 al obtener 395 puntos, esto es 14 puntos menos que en 2018; en Ciencias se alcanzaron 410, lo que significan nueve menos; y en Lectura se lograron 415, lo que representa cinco puntos por debajo que en 2018.

Estos bajos puntajes encendieron las alarmas sobre un posible retroceso educativo, exacerbado por los desafíos adicionales impuestos por la pandemia que provocó un cambio abrupto en el modelo de enseñanza a distancia.

Este fin de semana surgió la noticia de que México dejará de ser parte de la prueba PISA 2025, lo cual generó una ola de preocupación entre especialistas, quienes señalan que la participación del país no solo proporciona datos objetivos sobre el desempeño educativo, sino que también permite comparaciones internacionales que pueden ayudar a identificar áreas de mejora.

Por ello, la ausencia de México en esta evaluación representa un alejamiento de los estándares internacionales y una renuncia a la oportunidad de aprender de experiencias exitosas en otros países.

Investigadores han destacado el grave impacto que tendría el retiro de México al señalar que esta decisión no solo implica desechar un esfuerzo de 20 años en la medición de la educación en el país, sino que también envía un mensaje equivocado a todos los actores educativos, pues mientras que la mayoría buscan evaluarse y mejorar, México parece alejarse de esta tendencia, lo cual podría resultar en un estancamiento o incluso un retroceso en el desarrollo educativo.

A esto se suma la extinción del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en 2019 y la falta de una figura clara que sea responsable de realizar la evaluación, ambos factores han contribuido a la incertidumbre y aunque se ha mencionado que la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) podrían asumir esta responsabilidad, la falta de acciones concretas ha generado más dudas que respuestas sobre el compromiso real con la evaluación educativa.

Algunos otros especialistas han sugerido que el anuncio sobre la decisión de retirarse de la evaluación será hasta después del 2 de junio, como parte de una estrategia política para evitar repercusiones negativas antes de las elecciones. No obstante, independientemente del resultado electoral, el desafío de mejorar la calidad educativa en México seguirá siendo una prioridad para la próxima administración y para el futuro de las nuevas generaciones, sin importar los colores y los gobernantes.

El desdén hacia el uso de evidencia para guiar la política educativa y el silencio de las instituciones públicas sobre este tema son motivo de preocupación para todos los que valoran la educación como un pilar fundamental del desarrollo de nuestros jóvenes.

La falta de transparencia y de compromiso con la mejora continua en el ámbito educativo amenaza con perpetuar las deficiencias existentes y socavar los esfuerzos por construir un futuro más próspero y equitativo para todas y todos los mexicanos.

Por ello, si la decisión de México es tajante en dejar de participar en la prueba PISA 2025 sería un paso en la dirección equivocada que podría tener consecuencias devastadoras para el futuro de la educación en el país al no poder tener una evidencia del nivel actual pues no se participa en los mecanismos de evaluación y, por lo tanto, no se tendrá un seguimiento al desempeño.