De niña me preguntaba quién era. Me miraba al espejo y sentía que algo no encajaba. Como si mi cuerpo se separara de mí. Como si la pregunta “¿quién soy?”, fuera tan grande que me reventaban los sesos… algo así como en el Mundo de Sofía.
Y es que nadie nos enseña a hacernos preguntas. Hay aulas llenas, pero corazones que no laten… las escuelas quieren llenar salones… pero en qué momento los niños van contentos, inspirados, con prisa por aprender.
Al contrario. Nos entrenan para tener respuestas rápidas, títulos prontos, caminos seguros. Yo quería estudiar comunicación. Mi papá dijo que no iba a pagar una universidad cara para que terminara casada sin ejercer. Así que estudié Economía. Mención honorífica y todo. Pero nada me movía, nada me inspiraba.
Desde entonces he buscado respuestas. Terapias, libros, gurús, métodos… algo que me dijera qué hacer con mi vida… me enoja cuando dicen:
“Tu vocación es eso que harías aunque no te pagaran.” ¿Y si no lo sé? ¿Y si me apasionan muchas cosas? ¿Y si la pasión la construyo yo, la experimento?... ¿Te pasa a ti?
Hoy me doy cuenta de que las respuestas correctas para mí, son aquellas que me hacen sentir libre. Porque hace mucho perdí mi libertad financiera, mental, emocional. Como la parábola de los talentos, ¿la conoces?: miedo a perderlos, a usarlos mal, a decepcionar al jefe... a llegar "al cielo" (si es que lo logro) y que me pregunte: ¿qué hiciste con todos los talentos que te di?
Me doy cuenta de que cuando no me siento libre, no puedo inspirar. No puedo ser brújula para nadie, ni para mis hijos, ni para mí. Por eso quiero empezar con esto: yo no tengo todas las respuestas. Pero tengo muchas preguntas. Y tal vez, esas sean más importantes.
¿Qué es eso que hacías de niño cuando nadie te miraba? Yo bailaba y cantaba frente al espejo, imaginándome un gran auditorio lleno de personas que coreaban mis canciones… que se les ponía la piel chinita como a mí.
Saber cómo encontrar lo que nos inspira me ha regresado a mi camino. Hacerme las preguntas correctas… ¿Qué es eso que haría si yo no tuviera miedo de decepcionar a nadie? ¿Qué injusticia o dolencia social me gustaría acompañar, ayudar a sanar? ¿Qué parte de mí está dormida esperando a ser escuchada?
Tal vez la vocación no sea algo que encontramos. Tal vez sea algo que recordamos… ¿O qué nos cuestionamos? No lo sé… ¿Tú como la encontraste? ¿Por dónde empezaste a buscar?