No hay duda de que Audi también es sinónimo de alto rendimiento, sobre todo si nos enfocamos en las versiones de sus autos más deportivas, una palabra que está directamente ligada a Quattro, término que identifica a su sistema de tracción integral. Y es que, salvo contadas excepciones, este sistema había sido exclusivo de vehículos todoterreno o industriales, hasta que Audi cambió la historia.
Pero, además, supuso un antes y un después para la firma de los cuatro aros y, en la actualidad, la tracción total Quattro, en sus diferentes configuraciones, está presente en prácticamente todas las gamas Audi.
Pero para conocer el origen del Audi Quattro y de la importancia de la adopción de ese sistema de tracción es necesario remontarnos algunas décadas atrás. La idea de este automóvil de cuatro ruedas motrices surgió en el invierno de 1976 a 1977, durante las pruebas del Volkswagen Iltis que, Audi estaba desarrollando para el ejército alemán en Escandinavia, bajo la dirección de Jörg Bensinger.
Los ingenieros de Ingolstadt también estaban trabajando de manera simultánea en un vehículo deportivo de altas prestaciones, desarrollado sobre la plataforma del Audi 80 de producción en serie, equipado con el potente motor turbocargado de cinco cilindros, que montaba el Audi 200.
La marca estaba más que satisfecha con las cualidades dinámicas del Iltis en superficies de baja adherencia y los ingenieros de Audi tuvieron una genial idea: incorporar la tracción integral en su deportivo. De esta forma, en la primavera de 1977, comenzó el proyecto 262, dirigido por Walter Treser y que, tres años después, se convertiría en el Audi quattro.
Eran los orígenes del futuro Audi Quattro, también conocido como Ur-quattro, donde Ur, en alemán, quiere decir original, o el primero de su especie. Básicamente, el objetivo de Audi era desarrollar una tracción integral compacta y ligera, que fuera compatible con un deportivo de calle, además de contar con un diferencial central. Para solucionar el problema de tamaño y peso en una transmisión con caja de transferencia, como la que utilizan los vehículos todoterreno, los técnicos de la firma alemana encontraron la solución: ejes huecos concéntricos.
De esta manera nació la tracción total Quattro, que contaba con hasta tres diferenciales independientes, uno central, que se encargaba de distribuir la potencia a los dos ejes mediante otros dos diferenciales, y dos ejes, uno primario y otro secundario, que era hueco, lo cual permitía que el tamaño de la caja de cambios fuera similar a la de un coche de tracción delantera.
Además, al ser independientes los diferenciales, el sistema permitía al conductor manipularlos mediante un dispositivo situado por delante de la transmisión, que permitía bloquear los dispositivos central y trasero para adecuar el sistema a las diferentes condiciones de terrenos. Para enero de 1978 el primer prototipo ya estaba realizando pruebas y comprobando la superioridad de la tracción total.
Tras concluir las pruebas, el prototipo entró en fase de producción, dando lugar al Audi Quattro en 1980, que fue presentado el 3 marzo de ese año, en el Salón del Automóvil de Ginebra. Se trataba de una variante con la carrocería modificada de un Audi Coupé, equipado con un motor de cinco cilindros en línea y 2.2 litros de desplazamiento, con cabeza de dos válvulas por cilindro, un turbocompresor y 200 caballos de fuerza.
Con ello, el Audi Quattro aceleraba de 0 a 100 km/h en 7.1 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 220 km/h. Asimismo, contaba de serie con asientos deportivos, faros de niebla y rines de aleación.
El Audi Quattro original se mantuvo como un modelo más de la gama Audi hasta 1991 y fue sometido a varias actualizaciones técnicas. En 1984, Audi se añadió la versión Sport Quattro, de 306 hp. En un primer momento, esta versión más potente fue concebida para tomar el testigo del Quattro en el Mundial de Rallys, pero para que fuera admitido en la categoría, el reglamento obligaba a los fabricantes a producir un mínimo de 200 unidades de calle.
El Audi Sport quattro se distinguía por una menor distancia entre ejes, ganándose el sobrenombre de Shorty, por su carrocería más ligera, y porque el motor fue ajustado, añadiendo un árbol de levas y cuatro válvulas por cilindro, en vez de las dos iniciales.
En 1987, el diferencial central con bloqueo manual instalado en el primer Quattro desde su lanzamiento se reemplazó por un diferencial de tipo Torsen. Esta solución permitió distribuir el torque de forma variable y que el giro de los ejes fuera independiente por lo que, además de las ventajas en tracción, se consiguió que el sistema antibloqueo de los frenos dejara de ser incompatible con la tracción total.
Con este sistema, Audi mantuvo un diferencial convencional en el eje posterior, que podía bloquearse en condiciones de baja adherencia. El bloqueo del diferencial se desconectaba de forma automática a partir de 25 km/h de velocidad y el ABS sólo se mantenía desconectado mientras se mantuviera el bloqueo del diferencial trasero.
UN ATLETA DE ALTO RENDIMIENTO
Hablar del Audi quattro también obliga a describir su gran desempeño en las carreras y, en concreto, en el Campeonato Mundial de Rallys. En 1981, meses después de que comenzara a venderse, el Quattro debutó en el WRC, en el Rally de Montecarlo, la primera cita del calendario, donde a pesar de obtener el mejor tiempo en los seis primeros tramos especiales y contar con un margen de casi seis minutos, no cosechó la victoria por una falla en el alternador, los fierros no tienen palabra de honor.
Por fortuna, no tuvo que esperar mucho para subirse a lo más alto del podio, pues lo consiguió dos semanas después, en el Rally de Suecia, y aunque ese primer año del Audi quattro en el WRC tuvo luces y sombras, con sus dos pilotos descalificados en el Rally de Grecia y hasta cinco retiros, Hannu Mikkola consiguió terminar tercero en la general y Audi firmó un quinto puesto en la categoría de constructores.
En 1982 el título de pilotos aún no fue posible, pero sí el de constructores. En total, entre Mikkola, Mouton y Blomqvist sumaron siete victorias de las doce disponibles en el calendario, y la piloto francesa Michèle Mouton subió al segundo lugar del podio en aquella temporada, quedando sólo a 12 puntos de Walter Röhrl al que, por cierto, Audi Sport ficharía posteriormente.
Finalmente, el tan ansiado primer mundial de pilotos llegó en 1983, con Hannu Mikkola a los mandos del Audi quattro y, en 1984, ya con el Audi Sport Quattro, el doblete, con Blomqvist como primer clasificado al final de la temporada y Mikkola segundo. A este exitoso año se sumó el mundial de constructores, que también fue para el equipo alemán. El cupé S2 se concibió como sucesor del Audi Sport Quattro, y de hecho incorporó el motor cinco cilindros turbo de su antecesor, poniendo el punto final al Quattro, mas no así su legado.