Dos mujeres permanecen detenidas después de que aviones del Reino Unido fueran rociados en protesta por el clima

Dos manifestantes de Just Stop Oil se declararon inocentes de causar daños criminales valorados en más de 52.000 libras esterlinas (65.700 dólares) cuando comparecieron ante el tribunal.

Jennifer Kowalski, de 28 años, y Cole Macdonald, de 22, también fueron acusados ​​de allanamiento de morada agravado e interferencia con la infraestructura nacional, dijo la policía en un comunicado. Negaron todos los cargos.

Los dos fueron acusados ​​de romper una valla en el aeropuerto de Stansted, al noreste de Londres, el jueves y entrar en una zona privada.

Just Stop Oil dijo que los manifestantes entraron al aeródromo y utilizaron extintores llenos de pintura naranja el jueves.

El grupo de protesta afirmó que el jet privado de la estrella del pop estadounidense Taylor Swift había aterrizado en Stansted "horas antes".

Pero la policía de Essex dijo que el avión de Swift no estaba en el aeropuerto en ese momento. La estrella del pop se encuentra actualmente de gira por el Reino Unido.

El grupo dijo que exigían que el gobierno que asuma el poder después de las elecciones del 4 de julio se comprometa legalmente a eliminar gradualmente los combustibles fósiles para 2030.

En una publicación en X, Just Stop Oil dijo que "Jennifer y Cole cortaron la valla en el aeródromo privado de Stansted donde está estacionado el avión de @taylorswift13, exigiendo un tratado de emergencia para acabar con los combustibles fósiles para 2030".

Swift ha sido condenada por los ambientalistas por su uso de jets privados. En 2022, encabezó una lista publicada por la firma británica de marketing de sostenibilidad Yard de los "peores infractores de emisiones de CO2 en aviones privados" entre las celebridades.

Los fiscales dijeron que el costo de limpieza fue de £52,000, aunque se desconocía el daño total a la cerca, así como el costo de financiar seguridad adicional después del incidente.

La protesta se produjo un día después de que activistas rociaran una sustancia naranja en Stonehenge, el sitio prehistórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el suroeste de Inglaterra.