Columnas
¿Se acuerdan de la manzana en el escritorio del profesor cada 15 de mayo, en esta fecha tan significativa para los mexicanos de la década de los cuarenta del siglo pasado, cuando eran los más queridos por la sociedad, durante el auge de la educación socialista?
Sí, ese prócer del desarrollo estabilizador mexicano que lo mismo hacía de médico, que de campesino, psicólogo o consejero del pueblo.
Han pasado décadas desde entonces y los profes han transitado de ser los impulsores del desarrollo y la educación mexicana a ser desde el hazmerreír de muchos, hasta convertirse en los enemigos del poder político en ciertas épocas de la historia reciente de nuestro país.
Estamos conmemorando un día más del maestro, pero hoy las cosas son diferentes, los maestros no irán al baile organizado con dinero de las cuotas sindicales, ni esperarán ansiosos ganarse un coche, un refrigerador, un iphone, unas vacaciones en Acapulco; tampoco están felices porque se ha otorgado el día como parte de los derechos laborales.
Los maestros en esta celebración se están dando de topes en la pared, porque nada más no se integraron a tiempo a las Tics o mejor dicho a la tecnología digital, y hemos visto en redes sociales a profesores que olvidaron apagar sus micrófonos en el instante en que se les salía una reprimenda a sus alumnos.
Otros, en tiempos del Covid-19, de las plataformas de Zoom, Skype, Google Meeting, olvidaron que todos los podemos ver si se paran en calzones frente a las cámaras y a los que mejor les va, los vemos sufrir porque no comprenden el uso de las plataformas digitales.
La mayoría vive el encierro de la cuarentena entre reportes, entrega de los reportes, reporte del reporte, reporte de que se entregó el reporte del reporte, clases en línea, búsqueda rápida en el rincón del vago para las actividades de los hijos del pueblo, y cuidar que los retoños de este país tele-aprendan.
Y es que atrás quedaron, al menos temporalmente, los miedos de los profes que trabajan en zonas de riesgo como los narcopueblos o las zonas de huachicol, ahora sus retos son sobrevivir a la burocracia proveniente de una apresurada planeación educativa para enfrentar la crisis sanitaria.
Y ni decir de los que no recibieron su bono por hacer tan noble labor, como es bien sabido, el gobernador del estado de México, Alfredo del Mazo, por ejemplo, no pagó el bono del 15 de mayo completo.
Esa imagen positiva del maestro se va perdiendo, y en mucho ha sido por culpa de aquellos profesores que no atendieron al llamado vocacional, que sobre sus cabezas está el dedo acusador por acosar alumnas y en peores situaciones violar estudiantes, aprovechándose de la imagen de autoridad.
Es tiempo de repensar el trabajo magisterial y de transitar hacia las nuevas prácticas pedagógicas.
El país también necesita menos acosadores, sancionar a docentes violadores, abusivos o gente sin compromiso social, porque hasta este día, la labor docente es insustituible. Sigue siendo la base de la cultura, el crecimiento y el desarrollo de un país, es el espíritu que encarna a la nación, inseparable de una fuerte autocrítica. Mientras tanto feliz día a todos los maestros.