El presidente Donald Trump festejó su cumpleaños 79, rodeado de las fuerzas armadas, pero con un alto repudio social.
Al estilo de los dictadores mundiales presidió cerca de la Casa Blanca el despliegue de fuerza: 6 mil soldados, 150 vehículos y 50 aviones, cuyo costó ascendió a 45 millones de dólares.
Pero la conmemoración del 250 aniversario del Ejército de Estados Unidos fue opacada por la cantidad de migrantes y ciudadanos estadounidenses en las calles.
“No kings”, fue la respuesta popular a su persecución criminal, recordando que EU vive “sin reyes” desde 1776, año de su independencia.
Las redadas en Los Ángeles, California –desafiando las leyes locales de una Ciudad Santuario– desataron la condena contra su autoritarismo.
Otro hecho que apagó el festejo de Trump fue el asesinato de la congresista demócrata Melissa Hortman y a su marido en Mineápolis. Minutos después el agresor hirió a balazos al senador John Hoffman y a su esposa.
El gobernador de Minnesota, Tim Walz, no tardó en responder públicamente: “es un acto de violencia política selectiva”.
Estamos hablando de Estados Unidos, el país de las libertades que hoy está bajo el asedio de un presidente frustrado por la desaprobación ciudadana.
Frente al fracaso de sus políticas amenazantes, los migrantes son su tabla de salvación para mantener en su bolsillo a los votantes racistas.
Solo que no imaginó el efecto multiplicador.
La forma despiadada en que ICE ha tratado a los migrantes –solos o con sus familias– en campos de cultivo, carreteras e iglesias también generan impacto económico.
Por esa razón se vio forzado a pausar los arrestos en la industria agrícola y a la hostelería debido al riesgo de perder el apoyo de las circunscripciones, de cara a las elecciones legislativas del año próximo.
¿…Y desde México?
La presidenta Claudia Sheinbaum se prepara para el primer encuentro privado con su homólogo en el contexto de la cumbre del G7 en Canadá.
En seis llamadas telefónicas ha podido calmar a Trump, solo que esta ocasión será distinta:
1) La conversación será frente a frente.
2) La Secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, acusó a Sheinbaum de incitar a las manifestaciones violentas.
3) Los migrantes enfrentados a Trump, entre ellos, muchos mexicanos de bien, pero que él llama delincuentes.
4) La polarización de actores políticos mexicanos respondiendo burlonamente o con bajezas los acontecimientos en EU.
Por cierto, cada vez que algún político –grande o chiquito– con ganas de “queda bien” intenta subirse a la ola de las descalificaciones, entorpece el esfuerzo del gobierno.
Ahí está Melissa Cornejo, consejera de Morena en Jalisco, quien escribió en su cuenta una vulgaridad que le costó la cancelación de su visa por órdenes del subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau.
O el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, riéndose de su homólogo Eric Schmitt. Así que si “en venganza”, los legisladores estadounidenses aprueban el 20 por ciento de impuesto a las remesas será culpa del petista y su lengua larga.
En definitiva, hoy Trump tiene al ejército más poderoso del mundo y solo con él y junto a él se siente seguro, pero olvida que los reyes han sido derrocados a lo largo de la historia por el derecho de los pueblos a defender sus libertades.