En la cumbre celebrada el 17 de junio en Astana, el presidente chino Xi Jinping y líderes de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán firmaron un “Tratado de paz y buena vecindad permanente”, confirmando la voluntad de profundizar relaciones económicas en servicio del desarrollo mutuo.
Asimismo, los países acordaron mejorar sustancialmente la conectividad regional mediante la ampliación de rutas ferroviarias, carreteras, mayor frecuencia de vuelos directos y potencial apertura de consulados. China anunció facilidades de visado y modernización logística para movilizar personas y mercancías con mayor fluidez.
Económicamente, China entregó 1 500 millones de yuanes (≈ 209 M USD) en subvenciones para proyectos de desarrollo local en la región y comprometió un apoyo adicional de 26 000 millones de yuanes a ciencia, tecnología, educación y combate a la pobreza. En los primeros cinco meses de 2025, el intercambio comercial bilateral alcanzó un máximo de 286 420 millones de yuanes, un aumento anual de 10.4 %.
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Además, se impulsó el desarrollo de proyectos clave como el ferrocarril China‑Kirguistán‑Uzbekistán —vital para evitar el paso por Rusia—, así como cooperación energética en gas natural y minerales.
Expertos destacan que, en el contexto geopolítico actual, Beijing aprovecha vacíos dejados por Rusia, fortaleciendo su presencia y ofreciendo alternativas a sanciones internacionales.