Violencia política en Colombia

Miguel Uribe Turbay, senador colombiano de 39 años y precandidato presidencial por el partido Centro Democrático, se encuentra en estado crítico tras sufrir un atentado el pasado 7 de junio durante un acto de campaña en Bogotá.

El ataque, perpetrado por un menor de 15 años que disparó tres veces, dos de ellas en la cabeza, ha conmocionado a Colombia, reviviendo los fantasmas de la violencia política que marcó al país en los años 80 y 90. Uribe, quien permanece en cuidados intensivos tras una cirugía de emergencia, es una figura prominente de la derecha colombiana y un crítico acérrimo del presidente Gustavo Petro.

Nacido en 1986 en Bogotá, Uribe Turbay pertenece a una familia de gran peso político. Su abuelo, Julio César Turbay Ayala, fue presidente de Colombia entre 1978 y 1982, y su madre, la periodista Diana Turbay, fue secuestrada en 1990 por el cartel de Medellín liderado por Pablo Escobar, perdiendo la vida en 1991 durante un operativo de rescate. Esta tragedia personal marcó la infancia de Uribe y ha influido en su discurso político, centrado en la legalidad, la seguridad y la institucionalidad.

Con una maestría en Administración Pública de la Universidad de Harvard, Uribe ha construido una carrera política sólida. Fue concejal de Bogotá (2012-2015), secretario de Gobierno (2016-2018) y candidato a la alcaldía en 2019, donde quedó en cuarto lugar. Desde 2022, como senador, se ha destacado por su oposición al gobierno de Petro, abogando por políticas de seguridad, inversión extranjera y acceso a servicios esenciales como salud y educación en regiones apartadas. En marzo de 2025, anunció su intención de competir por la presidencia en 2026, representando una derecha moderna y profesionalizada.

El atentado ha generado múltiples escenarios para su futuro. Si logra recuperarse, su figura podría fortalecerse como símbolo de resiliencia, consolidando su apoyo entre los sectores conservadores y atrayendo simpatías por el impacto del ataque. Sin embargo, su estado crítico plantea incertidumbre sobre su candidatura. La investigación, que incluye al esquema de seguridad proporcionado por el gobierno, podría derivar en tensiones políticas, especialmente tras las acusaciones del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, quien señaló la retórica de Petro como un factor desencadenante.

A esto le sumamos las desafortunadas declaraciones del presidente Petro quien escribió en sus redes sociales: “’Ay’ Colombia y su violencia eterna. Quieren matar al hijo de una árabe en Bogotá, que ya habían asesinado, y no se debe matar en el corazón del mundo. Matan al hijo y a la madre"

Este episodio reabre el debate sobre la seguridad en Colombia y el riesgo para los líderes políticos. La sociedad, que marchó en apoyo a Uribe el 8 de junio, exige respuestas, mientras el país observa con esperanza su recuperación y reflexiona sobre su polarización política.