Las derrotas siempre son huérfanas y el caso de Durango y Veracruz no son la excepción.
Morena vivió un retroceso electoral en esas dos entidades y el costo político es atribuible a Andrés Manuel López Beltrán y a Luisa María Alcalde.
En el caso de Durango, en donde Andy operó directamente, los morenistas y sus aliados consiguieron 16 de 39 ayuntamientos.
Sin embargo, el PRI más la coalición de éstos con el PAN se quedaron con 20 demarcaciones y tres más fueron para Movimiento Ciudadano, lo que exhibió nula fuerza electoral de la 4T.
Específicamente hay que observar los datos de la capital, Durango, donde el candidato de López Beltrán no sólo perdió, sino que se quedó en el tercer lugar de la contienda.
José Ramón Enríquez Herrera inició la campaña con mucho entusiasmo, con el apoyo absoluto del hijo de Andrés Manuel López Obrador, pero conforme avanzó la contienda se esfumaron sus posibilidades.
Al final obtuvo 40 mil 271 votos para un total de 20.87 por ciento, contra 89 mil 353 sufragios de José Antonio Ochoa Rodríguez, de la coalición PRI-PAN, equivalente al 46.30 por ciento.
Es más, hasta Movimiento Ciudadano con Francisco Franco Soler lo desplazó, al quedar segundo con 52 mil 037 votos, es decir el 26.96 por ciento.
Una sola tarea tenía Morena y Andy en esa elección y apenas pudieron quedarse con el ayuntamiento de Gómez Palacio, donde la coalición y Movimiento Ciudadano se anularon, prácticamente con un empate de votos en el segundo lugar.
En Lerdo, el escenario todavía resultó peor, abrumador, trágico para las expectativas del partido político.
PRI–PAN consiguieron 36 mil 541 sufragios, equivalente a 59.11 por ciento, contra 19 mil 294 de la coalición morenista —que incluyó al Verde y al PT–, para un 31.21 por ciento.
López Beltrán recibió una dosis de humildad política.
Presumir el legado de su padre no generó en automático un triunfo avasallante en las urnas; tampoco mostró talento, al menos no el suficiente, para ganar más municipios de los que al final sumó a su bolsa.
Si Andy pretende encabezar personalmente las candidaturas en 2027 sabrá que hay mucho trabajo por delante: mejor cálculo político, selección de candidaturas idóneas, no solamente populares y sensibilidad, sin menospreciar a sus contendientes, PRI y PAN e incluso Movimiento Ciudadano.
Ahora, el costo del retroceso en Veracruz es para Luisa María Alcalde.
Era su responsabilidad y, si bien ganaron el puerto de Veracruz, dejarán de ser gobierno en muchos otros municipios en donde dominaban.
Primera lectura: El PT les demostró que son importantes y les arrebató posiciones.
Segunda lectura: La marca tuvo un desgaste por el ejercicio del gobierno y, aunque no lo acepten, afectó la protección a los Yunes.
Tercera lectura: El PAN mostró mejoría y defendió la joya de la corona electoral, Boca del Río.
Hay que ver los datos de ese último municipio. El panismo ganó con 18 mil 788 votos, casi 700 más de los que obtuvo Morena y el Verde —18 mil 037—; el PRI y los petistas terminaron favoreciendo al blanquiazul al sumar entre ambos mil 283 sufragios.
CAJA NEGRA
Rocío Nahle de plano se deslindó del retroceso de Morena en la elección en el estado que ella gobierna.
Es más, en una entrevista luego de la elección aseguró que es mejor fracasar porque de eso se aprende, y aunque le asiste la razón, dejó solos a sus dirigentes nacionales, a esos mismos que metieron por la puerta principal a su enemigo, Miguel Ángel Yunes Márquez.
La fragilidad que demostraron, aunado al fracaso de la elección del Poder Judicial, dejó en evidencia que los operadores no cumplieron con su tarea.