Cuando ya no quieres seguir escribiendo… pero algo dentro de ti no se calla

Columnas miércoles 04 de junio de 2025 - 22:44

Hay días en los que no quiero escribir más.

Días en los que siento que mis palabras se pierden en un mar de ignorancia, de silencios y de gente con prisa. Gente que está sin estar…

quizás yo ya llevo tiempo estando sin presencia.

Antes escribía con el alma… y nadie contestaba. Ahora sigo escribiendo, buscando reconocimiento ajeno… y siguen sin contestarme. Y duele más. Porque escribir por amor y no ser leída es triste, pero escribir por validación y seguir siendo ignorada… es devastador. Siento que grito en una cueva vestida de papel periódico.

Y me canso. Me arde. Me dan ganas de rendirme. De borrar todo. De cerrar la computadora y dedicarme a leer palabras que alguien más siembra en mi cabeza...

Pero entonces pasa algo. Una voz dentro de mí —esa voz que no se rinde aunque yo sí— me susurra bajito: “No escribas para ser leída. Escribe para no desaparecer.”

Y entonces recuerdo que escribir no es marketing. Es resistencia. Rezos ahogados. Rabia con dirección. Refugio para mi corazón. Gritos ardientes dentro de mí que cuestionan… que rompen límites mentales… que sacuden mi energía interna.

Hoy escribo esta columna no como una experta. No como una mujer “exitosa”. Hoy escribo desde el cansancio. Desde la desilusión. Desde la incomodidad de no saber si vale la pena seguir.

Y precisamente por eso, escribo. Porque quizás haya algunas personas que también están cansadas. Que también sienten que su voz no importa. Que no se sienten escuchadas. Escribo para todas aquellas personas que también están por tirar la toalla… pero siguen sosteniendo su propio mundo con la pura voluntad de no apagarse.

A ti, que sientes que nadie te ve. A ti, que crees que estás hablando sola. A ti, que estás a punto de rendirte.

No estás sola.

Yo tampoco tengo todas las respuestas. Pero tengo esto: palabras como antorchas que buscan iluminar algo dentro de alguien más… o de mí nada más. ¿Hará alguna diferencia? Y aunque no lo sepa… escribir ya es una forma de resistir. Preguntas como ventanas… que regresan a mí como oleadas de recarga y de caricias. Y un fuego que no se apaga aunque me lo quiera tragar la duda.

Así que sí, hoy iba a rendirme. Pero decidí escribir esto.

Yo ya escribí esto. Y tú, ¿qué vas a hacer con lo que aún te acaricia el alma? Porque si aún arde, aún importa.