Musk y Trump, una ruptura anunciada

Elon Musk, el magnate tecnológico conocido por liderar Tesla y SpaceX, anunció su renuncia al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) esta semana, marcando el fin de una controvertida etapa en la administración de Donald Trump. Su salida, tras cinco meses como empleado gubernamental especial, no fue sorpresiva, las tensiones con funcionarios y el impacto negativo en sus empresas, especialmente Tesla, precipitaron su decisión.

Musk encabezó DOGE con el objetivo de recortar el gasto federal en un billón de dólares, una meta ambiciosa que prometía reformar la burocracia estadounidense. Bajo su dirección, DOGE implementó recortes masivos, incluyendo la eliminación de 200 mil empleos federales y la suspensión de casi medio millón de tarjetas de crédito gubernamentales. También impulsó el programa de ‘Renuncia Diferida’, que permitió a 75 mil empleados federales mantener salario y beneficios hasta septiembre de 2025 a cambio de su dimisión.

Además, DOGE desmanteló programas como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y accedió a sistemas sensibles, como los de pagos del Tesoro, buscando identificar "despilfarro, fraude y abuso". Según su sitio web, DOGE ahorró 160 mil millones de dólares, aunque solo 60 mil millones están detallados, lo que genera dudas sobre la veracidad de las cifras.

La gestión de Musk estuvo llena de polémica. Su enfoque agresivo, simbolizado por blandir una motosierra en un evento político con Javier Milei como patiño, generó caos en las agencias federales y desató múltiples demandas legales por violaciones a la privacidad y despidos masivos, incluso en un evento de victoria hizo un saludo nazi que fue fuertemente criticado.

La falta de transparencia en las operaciones de DOGE fue un punto crítico, con acusaciones de que Musk y su equipo, compuesto principalmente por jóvenes ingenieros de sus empresas, carecían de experiencia gubernamental. Además, su involucramiento levantó preocupaciones por conflictos de interés, dado que sus compañías, como SpaceX, mantienen contratos multimillonarios con el gobierno. Su cercanía con Trump y su influencia desmedida lo convirtieron en una figura polémica, acusado por algunos de ser un "copresidente no electo". Las protestas globales contra Tesla, que reportó una caída del 71 por ciento en ganancias, reflejaron el costo de su alineación con Trump.

La renuncia de Musk a DOGE marca el fin de un experimento radical que buscó transformar el gobierno federal como él maneja sus empresas, así lo hizo con la empresa X, después de que compró Twitter. La falta de conocimientos de administración pública y sus esfuerzos por llevar el gobierno como él y Trump han hecho con sus empresas privadas lo llevaron a renunciar y a Trump la caída de su popularidad. Sin duda, esto se verá reflejado el próximo año cuando haya elecciones intermedias y un cambio en la Cámara de Representantes en contra de los republicanos. Porque lo que mal empieza, mal termina.