La Ley de Herodes

Columnas lunes 08 de julio de 2024 - 22:46

Larga vida para “Alito” Moreno al frente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Con una asamblea plenaria desmerecida y amañada, los delegados aprobaron reformas a los estatutos del tricolor que, en principio, le permitirá a su actual presidente del Comité Ejecutivo Nacional reelegirse hasta el año 2032.

El sueño del entrañable “Varguitas”, en la película “La Ley de Herodes” de Luis Estrada, este verano Alejandro Moreno lo hizo posible desde el Pepsi Center.

Todo esto ocurrió en menos de tres horas y sin la presencia de los priistas de oropel como Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes, Francisco Labastida, Dulce María Sauri y un largo etcétera, en el marco de una asamblea que votó “a mano alzada”. Hay jurisprudencia y fallos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que expresamente invalidan este procedimiento interno, pero ¿a quién le importa?

Únicamente el club de resentidos cuyas carreras políticas acabaron hace más de 20 años, y que hoy no tienen la fuerza –ni la edad– para hacer lo que Cárdenas en 1988 con el Frente Democrático Nacional. Pero en su mayoría las protestas no vienen de ese sector, sino del club de marginados que no han visto un peso del todavía jugoso presupuesto público del Revolucionario Institucional, mil millones 84 mil pesos anuales –según cálculos proyectados con el financiamiento del 2021, aún vigentes este 2024–.

Llama poderosamente la atención que entre el motín y la trifulca, los delegados de la XXIV Asamblea Nacional se hayan tomado la delicadeza de condenar el neoliberalismo, el modelo económico que desde 1982 el priismo enarboló como clave del desarrollo nacional. Desde que López Obrador gobierna –y con Sheinbaum no será la excepción– sufrimos los estragos del sexenio más neoliberal de la historia, pero me queda claro que hay que estar a modo con el discurso del señor presidente.

Quizá si lo pensamos de manera más detenida no debería sorprendernos demasiado. Hace casi dos años, el 7 de septiembre de 2022, en mi columna “La Borrachera”, compartía con usted lo que sigue:

«Misma fórmula podríamos aplicar para el evento que acaba de protagonizar Alejandro Moreno, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Revolucionario Institucional que, a punta de “Martes del Jaguar”, reconoció en la Cuarta Transformación un aliado estratégico. ¿Qué clase de borrachera sufre este país? El PRI, el símbolo por excelencia de los excesos del pasado, aquellos que hipotecaron impunemente el destino de México con el Fobaproa –según versículo de La Mañanera–, los herederos del 68 y de la guerra sucia, el parámetro de lo corrupto y, en consecuencia, la antítesis de la 4T; de pronto, en una calentura premeditada, estrechan lazos con Morena como lo harían dos hermanos distanciados “por los terrenos de la abuela”».

¿Ya vamos a aceptar, mis queridos acólitos de Elías Calles, que la única manera de que el PRI llegue vivo a su centenario no será aliándose con el PAN, sino con el nuevo partido hegemónico que está a punto de implementar un Maximato de nueva generación? Quizá por eso es importante que “Alito”, en tanto no se pelee con Sheinbaum, tenga vida eterna.