La presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta un reto complejo: la disputa del poder al interior de Morena.
¿Quién controla formalmente al partido? ¿Quién definirá candidaturas y posiciones de cara a las elecciones de 2027 y 2030?
En los hechos el responsable de la acción y operación política es Andrés Manuel López Beltrán.
El hijo de AMLO trabaja desde ahora para construir el camino de Morena en esas dos elecciones y su decisión será fiel de la balanza.
De ahí que la reforma presidencial para impedir el nepotismo en cargos de elección popular entrará en vigor hasta la contienda del 2030, para permitir el paso de perfiles allegados al lopezobradorismo que incurren en esa figura.
De inmediato el jaloneo político por el liderazgo del movimiento de la 4T queda expuesto.
En ese marco la rebeldía de los aliados como el PT y el PVEM que ningunearon la decisión de Claudia Sheinbaum.
Aunque en Morena igual alzan las manos para ignorar la demanda presidencial.
El primero es Félix Salgado Macedonio, padre de la actual gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, que de prosperar la postulación incurriría en lo que se ha reprobado y aprobado.
“¡Hay toro!”, dijo el polémico y cuestionable legislador, después de que se acordó que la reforma sea válida a partir del 2030.
Saúl Monreal, perteneciente a otra de las familias del poder, hermano del coordinador de las y los diputados federales, Ricardo Monreal, también se meció los bigotes.
El senador quiere ocupar el cargo que hoy ostenta otro de sus hermanos, David.
Ambos, Salgado Macedonio y Monreal no escucharon premeditadamente las palabras de Sheinbaum.
“Se verá mal”, dijo la presidenta, si Morena o los otros partidos postulan en 2027 a políticos que incurran en nepotismo.
Esto obedece no sólo a pequeños actos de rebeldía política, sino al jaloneo de grupos.
Sheinbaum es la presidenta, pero no posee el control del partido.
A Morena, se sabe, lo controla el hijo del ex presidente y no es la primera vez que queda claro que los López Obrador operan al margen de ella.
En el proceso de selección de la persona titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la presidenta se había inclinado por Nashieli Ramírez, y el Senado, por órdenes de Adán Augusto López Hernández, a su vez por indicaciones que recibió desde Chiapas, modificó todo para favorecer a Rosario Piedra Ibarra.
En Puebla dos figuras importantes de Morena han dicho que respetarán la petición hecha desde Palacio Nacional y cerrarán el paso al nepotismo y a la reelección desde la contienda del 2027.
Es muestra de disciplina, respaldo político e interés por consolidar una mejor imagen de partido.
En suma, es una tarea compleja, porque en dos años mostrarán en quién depositan la lealtad y, además, en donde pesan más los intereses individuales o de grupo.
CAJA NEGRA
El corredor Puebla–Oaxaca es uno de los más importantes del centro al sureste del país y, por añadidura, susceptible a la presencia de bandas del crimen organizado.
De ahí que el acuerdo entre los gobernadores de ambos estados, Alejandro Armenta y Salomón Jara cobra relevancia. Una oportunidad de cerrar filas en contra de la inseguridad.
Por cierto, conocí a Salomón Jara en un pueblo de la cañada oaxaqueña, durante una visita de Andrés Manuel López Obrador para conmemorar el Grito de Independencia, en 2007.
Un hombre preocupado por la estela de corrupción y el desastre social que había heredado el mandato de Ulises Ruiz. Desde entonces, en las filas del PRD, compartió su inquietud por blindar los límites con otras entidades como Puebla para poner orden en ese corredor.
Jara encontró en Armenta un aliado para conseguir ese propósito.
Es el trabajo de coordinación lo que generalmente ofrece mayores resultados.