NOS VAMOS A MORIR (y seguimos sin saber cómo ser felices)

Algún día nos vamos a morir - “Pero hoy no”, le contestó Snoopy a Charlie Brown.

Ya sé que es de lo más trillado hacer la pregunta: ¿qué harías si hoy fuera tu último día de vida? Pero a mí me gusta cuestionarme sobre ello. Y no es llamar a la muerte ni echar la sal, es simplemente generarme controversia mental.

Escuchaba un Podcast donde hacen hincapié en la diferencia entre la felicidad y el bienestar; y parten de que, al no tener claridad en la disparidad de estos conceptos, no tenemos claro lo que queremos en la vida, ni mucho menos, lo que haríamos con ella. De hecho, el autor de esta teoría escribió un libro que se llama “La Felicidad es el Problema” que valdría mucho la pena revisar.

La hipótesis parte de que la felicidad la hemos adoptado como un resultado de algo externo: me hace feliz un día de verano sintiendo el sol (esta es MUY trillada), tomar una taza de café, estar con mis seres queridos. Todo esto que nos bombardean las redes y el romanticismo mental que nos dicen lo que es la supuesta felicidad.

Y si nos damos cuenta, en todas esas ideas anteriores, nuestra felicidad dependió de algo externo: que el día esté soleado, que tenga un café entre las manos, que estén presenten las personas que amo, etc.

Es así como Pedro Vivar, el autor, nos aclara que el bienestar parte de mí y sólo es para mí. Esto es que no necesito ningún factor externo que me haga feliz, sino que el disfrute parte de mi propia percepción de lo que estoy viviendo. Mi felicidad entonces deriva de mis creencias, de mi narrativa, literalmente de la lectura que yo hago de mi propia vida.

Puedo estar en un día con el peor clima y disfrutarlo, puedo no tener mi café favorito y sentirme bien, puedo estar sola y percibirme plena. Es decir, los pensamientos que yo tengo de mi vida mientras ella pasa, son los que me harán sentirme feliz.

El psicólogo Albert Ellis, también compartía esta teoría al decir que todos nuestros problemas tienen origen en el pensamiento. Esto es porque está contaminado de creencias que nos limitan por la educación y el contexto social en el que vivimos.

Los grandes filósofos griegos también opinaban similar. Ahí tenemos a Epicteto con sus enseñanzas sobre la paz interna a pesar de que era un esclavo, y a los estoicos que buscan su propia felicidad dentro de su tranquilidad mental.

Y así hemos vivido nuestros días confundidos con el concepto de lo que es la felicidad. Contaminados por una sociedad de consumo y redes plagadas de felicidades ficticias que comparten recetas exprés que “nos llevarán a sentirnos realizados”: tener pareja, viajar a lugares exóticos, ser exitoso, rico sin importar cómo lo logres; botox, ozempic, ropa cara, bronceados, mascotas exóticas, mucho ejercicio, comer visualmente, aunque sepa feo pero que fotografíe bien.

Y entre la ignorancia absoluta del concepto felicidad y lo que nos muestran las redes, nos vamos llenando de incertidumbre al igual que llenamos nuestras copas de alcohol para olvidar toda nuestra infelicidad.

Pero tú dime, cuestiónate, ¿qué harías hoy, si fuera tu último día? ¿Qué harías para sentirte feliz?