Los hijos

En esta película el hijo entra en una depresión y se suicida… no podía dejar de pensar en todo el lenguaje no verbal de los papás, el remordimiento que reflejaban, en la culpa que atravesaban… esa culpa que todos, a diferentes grados y en diferentes formas, sentimos cuando creemos haberle fallado a nuestros hijos.

La sociedad nos bombardea constantemente con la idea de que los padres somos responsables de la felicidad de los hijos, en todo momento y en todas las etapas de sus vidas.

Aunado a lo anterior, nuestra mente todo el tiempo está comparando y evaluando la educación que damos, fijándose la mayor parte de las veces, en todos los errores que hemos hecho.

Asimismo, sin importar la edad que tengamos, siempre estamos siendo evaluados, inconscientemente, por nuestros padres… “qué bendición que le está yendo bien”, “no puedo creer que sea tan irresponsable”, ¿en qué momento hizo eso de su vida?”, “¿qué hice yo como padre para que a mi hijo le vaya así?”, “¿en qué fallé?

Y constante, incasable y repetidamente, nuestra mente está pasando por filtros las palabras y conductas de nuestros hijos, dándonos y sobre todo quitándonos valor como personas de acuerdo con su comportamiento.

Ser padres se ha convertido en una carga demasiado pesada. La sociedad nos evalúa, “justa o injustamente”, en unión con nuestros pensamientos, por los resultados que entregan nuestros hijos a la vida… por toda la vida… no hay descanso…

Si vemos a delincuentes, ladrones y violadores, pensamos que seguramente tuvieron padres ausentes, que no los “educaron” … si vemos gente “exitosa” creemos que sus padres debieron haberlos educado mucho mejor que nosotros… todo el tiempo nuestra mente está evaluando el cómo educamos en comparación con el otro.

Y es “normal”, la mente así está diseñada, compara en fracciones de segundo y no podemos pararla. Los estándares de comparación son agotadores y la culpa crece con cada “mala” acción que nuestros hijos realizan.

Por eso no podía de percibir el dolor que proyectaba esa película. Un hijo adolescente en depresión tratando de sobrevivir… unos padres presentes buscando desesperadamente ayudar a su hijo… salvarlo…

Lo que nadie nos dice es que nuestros hijos no son NUESTROS y que los padres no podemos crearles una vida de felicidad eterna. No podemos… sin importar el tiempo que pasemos con ellos.

Como en todo, NO PODEMOS CONTROLAR NADA y nos hacen creer que los papás si podemos controlar el rumbo de la vida de los hijos…

Ahora me doy cuenta de que lo único que puedo hacer es ACOMPAÑARLOS en su proceso. Observarlos y observar mi pensamiento. Estar

presente y reconocer y felicitarme en mi silencio, por lo que he logrado… dejar de estar revisando minuciosamente solo lo mal que hacen porque yo no he sabido educarlos … no puedo meterme en su cabeza y tomar el timón de sus vidas.

Y tú, ¿qué pensamientos tienes de ti como padre? ¿Cómo te hacen sentir esos pensamientos? ¿Y crees, muy en tu interior, que tú puedes cambiar los resultados de sus vidas?