Hasta la madre del “Amor Propio”

Columnas jueves 01 de septiembre de 2022 - 01:13

Te ha pasado que te sientes triste, enojado o con miedo porque estás atravesando una situación fea en tu vida y cuando le platicas a alguien te dice: “Es que quiérete tantito” “ámate”. Y en lugar de sentirte mejor con estos consejos, comienzas a explorar al enojo invadiéndote completamente, pues encima de que te sientes mal por lo que estás viviendo, todavía tienes que “amarte”.

Esas frases que están tan de moda y llenan las redes 24/7 con slogans como: ámate, conócete, quiérete... a mí en lo personal me hacían sentir más confundida y, por qué no, muy encabronada porque NO SÉ cómo carajos puedo lograr eso.

Me encantaría despertarme y estar enamorada de mí… si esa es la solución a todo, pues todos deberíamos amarnos, pero ¿cómo?

A lo largo de mis crisis, la gente me dice que tengo que validarme, respetarme, que no puedo pedir que los demás hagan algo que yo misma no me doy. Y puedo “entenderlo”, pero no sé cómo ejecutarlo.

Suena tan fácil y todo mundo lo dice… pero ¿cómo se hace eso?

Y es tan confuso, porque la misma gente también recrimina si empiezas a ver por ti, pues vivimos en una sociedad que no nos enseña a amarnos. Nos enseña, desde la religión, que amemos al prójimo, que vivamos para los demás. Que, si somos madres demos TODO por los hijos, que nos desvivamos por atender al marido, por ser buena hija, por agradar a los demás. Y clasifican, desde la educación, las acciones como aprobadas dando como resultado una “buena persona”, y las acciones que los demás reprueban nos encasillan en “malas personas”.

Entonces, ¿me tengo que amar, pero tengo que amar primero a los demás y vivir una vida donde los demás me dictan quién soy, ¿qué tengo que decir, hacer, sentir?

Tanta frase motivacional, tantas palabras vacías… tanta confusión.

Todos los días nos perdemos de la experiencia de lo que se siente ser uno mismo por estar preocupados por encajar y recibir el reconocimiento social a través de un comportamiento clasificado como “NORMAL”… lo “diferente” lo condenamos, si alguien dice algo “fuera de lugar” lo señalamos, si alguien se comporta de otra forma, lo juzgamos.

Así que, dándole vueltas al asunto, en terapias, clases, coaching, etc., me di cuenta de que la cura para todo esto SÍ ES la tan manoseada frase: ámate. Pero para AMARME, tengo que primero conocerme, cerrar los ojos y todos mis sentidos ante el ruido externo y escucharme, empezando por mis cinco sentidos, dándome cuenta de lo que puedo oler, de cómo se siente respirar, de lo que estoy tocando, de los ruidos que escucho, de los sabores que están en mi boca…

Empezar por lo básico, a volver a conectarnos con uno mismo, porque ¿qué tan absurdo te sonaría que alguien te diga: tienes que amar a Zutanito que ahorita te voy a presentar?, ¿cómo amar a alguien que NO CONOCEMOS?”

Y es TAN CIERTO, ¿cómo amarnos si no tenemos NI IDEA de quién somos? Así que PARA ESO ME SIRVE el auto conocimiento. Para regresar a mí, para empezar a construir TODOS LOS DÍAS, una relación de amor, por lo menos de cuidado, hacia mí misma… ¿y tú, qué tanto te amas?