Sin duda, 1985 es un año digno de recordar, así que hagamos el ejercicio. A finales de enero de ese año, en Hollywood, el grupo USA for Africa, al que pertenecían figuras como Michael Jackson, Lionel Richie, Tina Turner, Cyndi Lauper, Diana Ross, Stevie Wonder y muchas más, grabó el sencillo de caridad “We are the World”.
Además, el grupo musical Wham!, integrado por George Michael y Andrew Ridgeley, se convirtió en el primer grupo musical occidental en dar un concierto en China, anticipándose a los Rolling Stones y Queen, mientras que una joven Whitney Houston debutó este año, vendiendo más de veinte millones de copias de su primer álbum.
En el mundo de los videojuegos, Nintendo lanzó su exitosa consola NES en Norteamérica, junto con Duck Hunt y el exitoso Super Mario Bros para la respectiva consola. En el deporte motor, Alain Prost se consagró campeón del mundo de Fórmula 1, Porsche ganó las 24 Horas de Le Mans de ese año y Danny Sullivan ganó las 500 Millas de Indianápolis.
Pero también, hace 40 años y como ciencia ficción, el cine planteó por primera vez la tentadora posibilidad de viajar en el tiempo, con el debut de la primera entrega de la trilogía Volver al Futuro, en donde cada espectador de alguna forma imaginó viajar en su pasado y futuro, quizá atreverse a modificar el uno o el otro y recordar los capítulos más memorables de sus vidas.
Sea como fuere, Volver al futuro también encumbró al DeLorean DMC-12 como uno de los autos más importantes del cine el cual, 40 años después, sigue vigente y cada vez suma más y más entusiastas alrededor del mundo.
ASÍ FUNCIONA
Dentro de la película y para su construcción, el Doc Emmett Brown tomó como punto de partida un DeLorean DMC-12 de 1981, tanto por su estilo como por el acero inoxidable de su carrocería, la cual permite la dispersión del flujo de energía. El componente fundamental para poder viajar en el tiempo es el condensador de flujo, ubicado detrás del asiento del conductor.
Cuando el DeLorean alcanza las 88 millas por hora de velocidad, este componente lanza rayos, los cuales se detienen en la defensa delantera hasta iluminarse, haciendo estallar el DeLorean en una nube de partículas hasta desaparecer, dejando dos líneas de fuego sobre el asfalto debido a la mecánica cuántica.
El papel de los circuitos del tiempo es el de ajustar los parámetros del viaje, es decir, gracias a que cuenta con tres nomenclaturas, podemos indicar nuestra fecha de destino (rojo), la fecha en donde se está actualmente (verde) y finalmente la fecha donde se estuvo la última vez (amarillo).
En la parte trasera se encuentran dos torres de enfriamiento para reducir la temperatura del plutonio, necesario para generar una cantidad industrial de energía (1.21 gigowatts) y alimentar al condensador de flujo. Después de haber realizado un viaje en el tiempo, expulsan vapor.
Por fortuna, en el año 2015, dentro del tiempo de la narrativa de la película, el “Doc” reemplazó este componente por uno menos problemático y más eficiente: un reactor que funciona con deshechos de cualquier tipo, a diferencia del plutonio que es muy difícil de conseguir.
Además de estos desechos, el motor de combustión interna que impulsa a la máquina del tiempo hasta alcanzas las 88 millas por hora, requiere de combustible fósil, es decir, de gasolina. Sabiendo todo lo anterior, solo bastaría con sentarnos en el asiento del conductor, poner en marcha el motor de combustión interna del auto, encender los circuitos del tiempo y fijar la fecha de nuestro destino, presionar el pedal del acelerador a fondo hasta alcanzar 88 millas por hora y disfrutar del instantáneo viaje.
DETRÁS DE CÁMARAS
En el mundo real, el director de la cinta Robert Zemeckis y el guionista Bob Gale, en el guión original de esta película, pretendían que la máquina del tiempo fuera un refrigerador reforzado con plomo, hasta que el realizador, bastante poco convencido con la idea, se preguntó: “¿No sería mejor que la máquina del tiempo fuera directamente un automóvil?”.
Cuando Zemeckis y Gale se dieron cuenta de que un auto era más atractivo visualmente y que representaba menos problemas logísticos que usar un refrigerador como máquina del tiempo, sin mencionar que si la película tenía éxito también se iba a evitar que los niños comenzaran a meterse en los refrigeradores de sus casas, tal como advirtió el productor ejecutivo Steven Spielberg, se tuvo que escoger un coche para que “Doc” Brown concibiera su máquina del tiempo.
Sin embargo, el hoy famoso DeLorean no fue la primera opción. De hecho, La famosa Ford les ofreció a los productores y realizadores de “Volver al Futuro” un Ford Mustang para que se convirtiera en una flamante máquina del tiempo, acompañando el ofrecimiento con un jugoso cheque de 75 mil dólares.
Sin embargo, el guionista Bob Gale se negó educadamente al ofrecimiento, argumentando que un Ford Mustang no era ni remotamente el vehículo que habría escogido el excéntrico científico Emmett Brown.
Como todos sabemos, al final, Gale, Zemeckis y el productor Steven Spielberg se inclinaron por un DeLorean DMC-12 de acero inoxidable, que destacaba por sus puertas de alas de gaviota, que le daban un diseño similar a una pequeña nave espacial. “Si vas a construir una máquina del tiempo en un automóvil, hay que hacerlo con estilo”, le dice el “Doc” Emmet Brown a Marty McFly en una de las escenas más famosas de Volver al Futuro.
Tras el estreno de la película Volver al Futuro a escala internacional, una vez que la cinta se convirtió en una de las películas más taquilleras y comentadas de 1985, John DeLorean, presidente de esa compañía automotriz, escribió el 25 de julio de ese año una carta a los realizadores de la película en la que redactó:
“Estimados señores: la semana pasada tuve la oportunidad de ver una proyección de ‘Volver al futuro’ en Nueva York, y quiero que sepan que fue absolutamente brillante. Quiero decirles que estoy complacido de que la DeLorean Motor Car haya sido inmortalizada en la película, y quiero agradecer a todos los responsables por el trabajo sobresaliente que hicieron al presentar el DMC como el vehículo del futuro. Gracias de nuevo por continuar mi sueño de una manera tan positiva. Sinceramente, John Z. DeLorean”.
En diciembre de 2011, uno de los siete autos que se usaron durante la grabación de la saga “Volver al Futuro”, fue subastado por 540 mil dólares en Beverly Hills. Parte de los beneficios de la subasta fueron destinados a la fundación de Michael J. Fox, que investiga el mal de Parkinson. Recordemos que el actor protagonizó todas las películas de “Volver al futuro” y que padece Parkinson