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Crece la familia Suzuki

Crece la familia Suzuki

Columnas viernes 11 de junio de 2021 - 06:21

Pocas veces se tiene la oportunidad de sacar de su zona de confort a un vehículo creado para enfrentar la mayor parte de su vida útil en las vialidades de las grandes ciudades, y realizar algunos viajes en carretera, para someterlo a una prueba de manejo en una pista, un escenario que te permite conocer sus límites, exprimirlo al máximo y descubrir realmente de qué está hecho.

La locación, el Centro Dinámico Pegaso, el auto, el Suzuki Baleno, un hatchback subcompacto que la firma japonesa presentó en nuestro país, el cual llega en una actualizada segunda generación para reforzar su portafolio de productos.

Estéticamente, su carrocería de 3.99 metros de largo, 1.74 de ancho y 1.47 metros de alto, luce un diseño sobrio y con líneas de carácter muy tenues, inclusive, la parte frontal te recibe con una sonrisa muy marcada, creada a partir del trazo inferior en forma de V de la parrilla, terminado en cromo, que se complementa con los faros LED. Los únicos rasgos agresivos que podemos considerar se encuentran en la enorme toma de aire ubicada en la parte inferior de la fascia y en los huecos que alojan a los faros de niebla.

La parte trasera mantiene la sencillez visual del resto del conjunto, y agrega un discreto alerón en la parte superior de la cajuela, la cual ofrece un espacio de 355 litros y que se puede incrementar hasta 756 al abatir la segunda fila de asientos. Como todo buen Suzuki, en el interior se percibe la buena calidad de manufactura, y en donde los plásticos de diferentes texturas se perciben bien ensamblados, mientras que el espacio es suficiente para que conco pasajeros viajen con comodidad.

Detrás del volante se encuentra un panel de instrumentos análogo con dos relojes, separados por una pequeña pantalla a color que arroja la información del viaje, mientras que al centro del tablero, se ubica una segunda pantalla táctil de 7 pulgadas para manipular el sistema de infoentretenimiento, el cual ofrece conectividad Apple CarPlay y Android Auto.

Unos centímetros más abajo se integra el cuadro de mandos para operar el aire acondicionado automático. Una vez acomodados en el asiento del conductor, los cuales ofrece una postura de manejo cómoda, presionamos el botón de encendido y el pequeño motor atmosférico de cuatro cilindros de 1.4 litros, que genera 91 caballos de fuerza y 95 libras-pie de torque al eje delantero, se pone a trabajar.

A nuestros mandos llevamos la versión GLX equipada con transmisión manual de cinco velocidades, cuyo recorrido de la palanca, al insertar la primera marcha, es suave, igual que la presión que se requiere para hundir el pedal del embrague.

Las cifras de potencia del tren motriz del Baleno quizá no sorprendan ni un poco, sin embargo, los primeros kilómetros en la pista nos demostraron que, gracias a su bajo peso, de apenas 935 kilos, el motor, además de solvente y eficiente, no se tiene que esforzar demasiado para que el coche gane velocidad con rapidez.

Es en las curvas rápidas cuando descubres que el esquema de suspensión, independiente tipo McPherson al frente y semi-independiente con brazos tirados y barra de torsión en el eje trasero, está orientado completamente al confort, pues la carrocería se balancearse con mucha alegría al sentido contrario del giro, sin embargo, tampoco es que resulte incontrolable, y contiene con eficacia los impactos de las ruedas al pasar por los lavaderos, sin emitir golpes secos o ruidos extraños.

Esos balanceos bruscos y cambios de dirección inmediatos también nos mostraron que, tanto su carrocería como su estructura interna, son muy robustas, sin que se escucharan crujidos como consecuencia de la torsión.

En los dos primeros tramos del circuito, dos zonas de frenada fuerte, que nos obligaron a detener al coche desde 130 km/h a casi vuelta de rueda, para cruzar por una secuencia de topes alternados, nos demostraron por un lado la eficacia del sistema de frenos, integrado por discos en las cuatro ruedas y por el otro del buen trabajo que realiza el ABS, tanto para evitar que las ruedas se bloquearan y prolongar la distancia de frenado, como para mantener el control ante esta desaceleración abrupta.

Después de 10 vueltas al trazado, con el acelerador a fondo y tratando de sacarle las tripas al Baleno, llegamos a la zona de pits, con el medidor de la temperatura en la escala óptima, y sin que el característico olor a frenos calientes o a embrague quemado saliera a la luz, lo que denota que, si en un circuito dio lo mejor de sí haciendo todo lo posible por no inmutarse, en ciudad o carretera no sudará la gota gorda.

El Suzuki Baleno está disponible en nuestro mercado en dos versiones: GLS con transmisión manual ($274,990) y GLX, tanto manual ($314,990) como automático ($334,990), respaldado por una garantía de tres años o 60 mil kilómetros.

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/CR

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