Con Justicia Ciudadana, empresario brinda asesoría legal y psicológica a víctimas de algún delito

Jesús Migoya Junco dice sentirse agradecido, desde el espacio que fundó en 1999 tras ser víctima de un secuestro: Justicia Ciudadana, una asociación que apoya legalmente y psicológicamente a cientos de víctimas de algún delito.

En entrevista con Diario ContraRéplica Puebla menciona que el proceso para llegar aquí, casi después de 24 años de una situación complicada, ha sido de "muchísimo aprendizaje".

"El proceso ha sido de muchísimo aprendizaje, ha sido un proceso de mucha valía para todos los que hemos participado en él, a todos nos ha ayudado a crecer, nos ha enseñado que le hace algo por los demás es algo que te invita a crecer a dejar de ser una persona egoísta, sino todo lo contrario, lo importante en la vida no es tener sino trascender y solamente se puede trascender en la ayuda de los demás".

Don Jesús, como se refieren a él, menciona que son "muchas decenas de miles" de personas a las que ha podido ayudar, sobre todo a gente de escasos recursos que por lo regular no cuentan con el apoyo de un abogado que los ayude.

Después de más de dos décadas de trabajo como fundador, menciona que se siente satisfecho y pide que la gente participe más en el proyecto.

"Empezamos de cero, empezamos con algo totalmente novedoso, ni siquiera al principio sabíamos qué queríamos. Fue un grupo de gente valiosísima, como algunos que son abogados magníficos, para empezar a inventar algo nuevo, algo que funcione y algo que ayude que sea un puente entre la sociedad y las autoridades', sostiene.

El empresario menciona que al inicio se enfocaron en fomentar la denuncia y más tarde se dieron cuenta que necesitaban otorgar apoyo psicológico.

No hay sombras del dolor, se asoma una voz firme y que ha transformado las malas experiencias en aprendizaje.

"Don Jesús", dice que hasta 1995, la vida había sido generosa con él, hasta que un primer incidente violento le lanzaría una alerta de lo que sería el peor año de su vida.

En enero de 1995, fue asaltado junto con sus hijos, el ladrón disparó su arma y la bala cruzó en medio de los dos e impactó a una niña detrás de ellos.

Su hijo le dijo al empresario que se fueran del país, él usó una analogía del estadio de futbol y un balonazo, el que sería imposible que les volviera a pasar.

Pero no fue así, una semana después intentaron asaltar a su hija a mano armada. Su hijo le volvió a insistir que se fueran de México, tenía miedo. Jesús volvió a decirle que no les podía volver a pasar otra vez.

Sucedió de nuevo, tres semanas después, en su fábrica, un comando armado irrumpió para robarle la nómina, tuvo el arma en la boca por parte de uno de los asaltantes. Cuando denunció, se llevó una mala experiencia con las autoridades.

Al ver que no averiguaban quién le había robado, contrató a un investigador privado y dio con el nombre de la banda y que lo protegían las autoridades. Se enfureció y se reprochó por haber ido a denunciar.

Otro "balonazo" le volvió a tocar siete meses después, cuando lo secuestraron. Entre el año 96 y 97 el proceso fue muy duro, no denunció "la mala experiencia". Estaba lleno de odio y miedo hasta que fue a terapia.

En septiembre de ese año detuvieron a sus secuestradores, ellos mismos fueron los que dijeron que ellos habían sido los que lo privaron de la libertad. Receloso del trato que había recibido antes, se negó a denunciar, hasta que las autoridades lo obligaron a ir a la extinta procuraduría.

Recuerda al Ministerio Público que lo recibió, Felipe Morales, quien, a diferencia de la experiencia pasada, lo atendió de forma diferente, y así denunció. Entonces se encontró con otra problemática: el no haber denunciado, había afectado a alguien más.

Uno de sus amigos lo encaró, le dijo que esa misma banda había secuestrado a su hija única, la habían asesinado, lo que le dejó otro aprendizaje.

Así encontró a Jordi Ernesto Pabul, con quien se unió para darle seguimiento al secuestro de una alumna de la UPAEP, muy mediático, Patricia Gómez. La joven había sido asesinada y sus padres habían gastado todo su dinero para su rescate, pero ya no contaban para asesoría legal y sus plagiarios saldrían libres. Por eso, él corrió con los gastos y Jordi con el tiempo para acompañarlos.

Lo demás sería historia, tras fundar un espacio en el Consejo Coordinador Empresarial, con ayuda de pasantes y una abogada, ofrecieron los primeros apoyos a víctimas de delitos, aprendizaje que ganaron a prueba y error, recuerda.

Este jueves 23 de marzo, Álvaro Meléndez Rodríguez, presidente del consejo de Justicia Ciudadana, destacó el trabajo de más de 20 años de la asociación en asesoría legal y psicológica a víctimas de delitos, que van desde robo de autos a delitos de género.

El consejo de Justicia Ciudadana reconoció a sus tres fundadores, Jesús Migoya Junco, Lourdes Dib Álvarez y Jordi Ernesto Pabul Cacho por haber iniciado este proyecto.

Al evento asistió la presidenta del Sistema Municipal DIF de Puebla, Liliana Ortiz, quien presenció los avances de lo que inició como una mala experiencia.