facebook comscore
Así se crea la sangre del motor de tu coche

Así se crea la sangre del motor de tu coche

Columnas jueves 15 de agosto de 2024 - 19:04

El lubricante es vital para el funcionamiento del motor de un automóvil, pues de él depende, en gran medida, su vida útil. Esencialmente, el lubricante se encarga de reducir el desgaste provocado por la fricción entre los componentes internos del motor, por ejemplo, entre los anillos de los pistones y las camisas de los cilindros, bielas, pernos, cigüeñal, válvulas, y demás componentes que intervienen en el proceso de convertir la energía química de la gasolina en energía mecánica útil.
Pero también es un fluido que puede funcionar como un refrigerante, pues puede disipar calor cuando se hace pasar por un radiador de aceite. Sin embargo, el lubricante de motor no es eterno, pues con la temperatura de trabajo el motor y las micropartículas de desgaste, generan que sus propiedades se pierdan de manera paulatina, hasta convertirse en un líquido espeso y negro.
De ahí que sea necesario reemplazarlo cada cierto kilometraje para que el propulsor mantenga su mejor desempeño por más tiempo, y es aquí donde entra en acción Raloy, una empresa de lubricantes 100 por ciento mexicana con más de 40 años de experiencia en su fabricación y que se encarga de producir más del 50 por ciento de los aceites para motores de combustión interna, diésel o gasolina, que se consume en nuestro país.
Pero no solo eso, pues el 70 por ciento de su producción está etiquetada como equipo original para fabricantes de autos, cerca de 42 marcas, mientras que el 30 por ciento restante está destinada para su marca propia y con una formulación específica. Para conocer más del proceso de fabricación de los lubricantes para motor, acudimos a la planta de Lubricantes Raloy, ubicada en Santiago Tianguistenco de Galeana, en el Estado de México, la cual cuenta con certificaciones y reconocimientos nacionales e internacionales y está colocada en una superficie de ocho hectáreas.
EL PASO A PASO
Todo comienza con la llegada de aceites básicos, derivados de petróleo que son la base para los lubricantes, los cuales son trasladados por tren en vagones cisterna desde algunas refinerías en Estados Unidos, procedentes de regiones como Abu Dabi, Baréin, Finlandia y Corea, hasta el complejo industrial de Raloy. Una vez en la planta, un equipo de ingenieros químicos se encarga de verificar que los aceites básicos cumplan con los lineamientos que la marca requiere y que no estén contaminados, mediante el análisis de muestras en laboratorio.
Se trata del Centro de Tecnología Aplicada (CTA), uno de los más modernos de la industria que cuenta con la tecnología más avanzada para el análisis y desarrollo de sus productos, en el que ejecuta más de 100 pruebas estandarizadas internacionalmente, alineadas con las normas de la American Society For Testing and Materials y validada por la Entidad Mexicana de Acreditación.
Si las muestras no arrojan anomalías, los aceites básicos son almacenados en cerca de 36 enormes tanques, de 500 mil litros de capacidad cada uno, que en total suman 18 millones de litros, a la espera de continuar con el siguiente paso del proceso, el cual consiste en mezclarlo con aditivos en una licuadora, para darle propiedades específicas, como viscosidad y antioxidantes. Si el aceite está destinado como equipo original para los fabricantes de automóviles, se prepara una formulación para alguna configuración específica de motor, la cual la proporciona la marca.
Si el lubricante se destina para la marca propia Raloy, la formulación es creada por la misma compañía. Finalmente, una vez que el aceite básico se convierte en lubricante para motor, pasa a la última etapa del proceso: el envasado. En ese sentido, la misma Raloy se encarga de producir las botellas de plástico, tanto de 946 mililitros y garrafas de 5 litros, como de 20 litros, en una pequeña planta alterna que se encuentra dentro del mismo complejo, denominada Thermofluidos donde, por medio de soplado con calor, se moldean los envases.
Podría parecer algo sencillo, sin embargo, un envase de aceite va más allá de una simple botella pues, además de almacenar el aceite hasta que se utilice, no deben altera sus cualidades, deben ser resistentes y los menos contaminantes posibles, una vez que cumplieron su propósito. En ese sentido, la compañía emplea un polímero que acelera el proceso de degradación de los envases de plástico.
Antes de ser envasado, el lubricante terminado nuevamente debe pasar por una inspección en pruebas de laboratorio, como viscosidad y volatilidad, entre otras, esto para corroborar que cumpla con la normativa de calidad. Una vez que el lubricante superó la prueba y fue puesto en botellas, se acomoda en cajas y se lleva en un enorme almacén adyacente, con una capacidad de 12 mil palets y ocho niveles, a la espera de ser trasladado a su destino final: talleres, distribuidores, talleres de agencias, etcétera, en toda la República Mexicana.
"Con una producción de 13 millones de litros de lubricante para motores mensual, estamos expandiendo nuestra capacidad de producción y fortaleciendo nuestra marca propia; buscamos que Raloy incremente su participación de mercado actual, del 4 al 10 por ciento para el 2026. Generamos alrededor de 400 empleos directos como marca Raloy, más de mil empleos directos como grupo y más de 4 mil indirectos, comentó Felipe Gutiérrez, director de Mercadotecnia y Negocios Globales de Raloy.

Envie un mensaje al numero 55-11-40-90-52 por WhatsApp con la palabra SUSCRIBIR para recibir las noticias más importantes.

HG/CR

Etiquetas


Notas Relacionadas
La culpa es de todos Columnas
2024-09-16 - 01:31
¿Cómo educar a mi adolescente? Columnas
2024-09-12 - 01:17
Septiembre 11 Columnas
2024-09-12 - 01:15
Violación a la veda electoral Columnas
2024-09-10 - 22:26
Los Yunes encarnan poder y traición Columnas
2024-09-10 - 22:24
+ -