Al menos 50 personas perdieron la vida este sábado en Sudán tras el colapso de una mina de oro artesanal en la región desértica de Howaid, ubicada entre las ciudades de Atbara y Haiya. Las víctimas, en su mayoría trabajadores locales, murieron por asfixia mientras realizaban labores de extracción en el interior de la mina, según informaron los comités de resistencia del estado del Río Nilo.
Los cuerpos están siendo recuperados por habitantes de comunidades cercanas, debido a que los servicios de emergencia no lograron acceder de manera oportuna al lugar por el mal estado de las vías y la distancia que separa la mina de los principales centros urbanos.
El accidente ha revelado serias fallas en la coordinación institucional. Aunque el derrumbe ocurrió en el estado del Mar Rojo, la administración de la mina está bajo control de Atbara, ciudad perteneciente al estado vecino del Río Nilo. Esta falta de claridad jurisdiccional provocó demoras en la respuesta oficial y dificultó el despliegue de equipos especializados de rescate.
Cabe destacar que esta misma mina sufrió un derrumbe en abril, con un saldo menor de heridos, pero las autoridades no tomaron medidas preventivas ni reforzaron la seguridad del sitio, donde la extracción del oro se realiza de forma rudimentaria, sin asistencia técnica ni supervisión regulatoria.
La minería artesanal en Sudán es una actividad extendida que emplea a más de dos millones de personas en 14 de los 18 estados del país. El oro extraído representa una fuente clave de ingresos, principalmente a través de exportaciones hacia naciones vecinas y del Golfo.
No obstante, la explotación del oro también ha sido motivo de conflicto. El control de estas minas ha intensificado la guerra entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un enfrentamiento armado que estalló en abril de 2023 y ha causado decenas de miles de muertos y desplazado a más de 13 millones de personas en el país africano.
Este nuevo desastre vuelve a poner en el centro del debate la urgente necesidad de regular las actividades mineras artesanales y fortalecer los mecanismos de protección civil en zonas remotas de Sudán.