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Será obligatorio

Será obligatorio

Columnas viernes 25 de noviembre de 2022 - 00:00

No hay marcha atrás. A partir del próximo 3 de octubre entrará en vigor una nueva norma oficial mexicana, la NOM-194-SE-2021, la cual exigirá a todos los vehículos de pasajeros que se comercialicen en nuestro territorio como año-modelo 2023, que excluye a vehículos con una sola fila de asientos o de cabina sencilla, que equipen, además del monitoreo de presión de neumáticos, sistemas de retención infantil, tercera luz de freno, sistema para abrir la puertas tras una colisión, dirección a prueba de impactos e integridad del sistema de combustible, se agregue el control electrónico de estabilidad.

El control de estabilidad, o ESP, tiene la función de asistir al conductor en situaciones extremas, como el cruce repentino de un obstáculo, así como para compensar reacciones excesivas del conductor y cambios bruscos de dirección, y contribuye a evitar situaciones en las que el vehículo pueda perder la estabilidad; sin embargo, el ESP tiene sus limitaciones y no está en condiciones de vulnerar las leyes de la física.

El control de estabilidad es un elemento de seguridad activa del automóvil que actúa frenando individualmente las ruedas en situaciones de riesgo para evitar derrapes, centralizando las funciones del sistema antibloqueo de frenos, el de distribución electrónica de frenado y de control de tracción.

Su origen nos remonta a una mañana fría de 1989, cuando Frank-Werner Mohn, ingeniero de Mercedes-Benz, terminó con su Clase E de pruebas incrustado en un montículo de nieve durante unas pruebas en el norte de Europa. Mientras esperaba a ser rescatado, reflexionó sobre cómo se pudo haber evitado ese sobreviraje mediante la aplicación de una frenada automática. Ese día se pensó el Control de Estabilidad.

A su regreso a Alemania, se puso en contacto con Bosch. Resultó que la compañía ya estaba trabajando en la idea de un ABS avanzado, capaz de mantener bajo control la trayectoria del coche una vez que el conductor iniciaba la frenada, sin embargo, Mercedes convenció a Bosch para desarrollar un sistema aún más avanzado que fuera capaz de intervenir en cualquier situación.

Juntos consiguieron desarrollar un prototipo y organizar una demostración para los directivos de Mercedes. Cuando vieron que, gracias al artefacto, eran capaces de manejar sobre hielo como un patinador artístico, el Elektronisches Stabilitäts Programm recibió luz verde inmediatamente y el resto, hasta su lanzamiento con el Mercedes S600 en marzo de 1995, es historia.

El sistema consta de una unidad de control electrónico, un conjunto hidráulico y un grupo de sensores: de ángulo de dirección, de velocidad de giro de la rueda y de ángulo de giro y aceleración transversal.

El ESP está siempre activo y su funcionamiento depende de una computadora que controla las señales provenientes de los sensores del ESP y las monitorea 25 veces por segundo, esto para comprobar que la dirección que desea el conductor a través del volante corresponde con la dirección real en la que se está moviendo el vehículo.

Si el auto se mueve en una dirección diferente, el ESP detecta la situación crítica y reacciona inmediatamente, independientemente del conductor. Utiliza el sistema de frenos del vehículo para estabilizarlo. Con estas intervenciones selectivas de los frenos, el ESP genera la fuerza contraria deseada para que el vehículo pueda reaccionar en función de las maniobras realizadas por el conductor.

El ESP no sólo inicia la intervención de los frenos, también puede reducir el torque para disminuir la velocidad del vehículo; de esta manera el coche se mantiene seguro y estable, dentro siempre de los límites de la física.

Debemos apuntar que el control de estabilidad puede tener otras funciones adicionales, como operar el control de ascenso y descenso de pendientes, un sistema que evita que el vehículo retroceda al reanudar la marcha en una pendiente o se siga de filo en una bajada, así como compensar la presión cuando el líquido de frenos está sobrecalentado, mejora la estabilidad cuando se lleva un remolque, la carga sobre cada neumático, entre otras.

El resultado es una enorme eficacia en la calidad de marcha del vehículo, acompañada de una gran sensación de control del coche cuando está en movimiento, dos excelentes razones para no desactivarlo nunca.

Los defectos en el ESP pueden tener tres orígenes. Uno de los más comunes es la acumulación de suciedad proveniente de las balatas de freno. En ese caso, basta con realizar una limpieza. Otra causa son los sensores de rueda o del pedal de freno.

En el primer caso, el polvo o algún otro elemento pueden cegar el sensor y basta con quitarlos para que vuelvan a funcionar. En el segundo, se puede desconectar y limpiar con cuidado el sensor. La tercera posibilidad es una falla en el módulo electrónico del sistema, provocado por variaciones de tensión. Se puede reparar, pero lo ideal es cambiarlo por uno nuevo.


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/CR

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