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Hasta qué punto se puede reparar un rin o una llanta

Hasta qué punto se puede reparar un rin o una llanta

Ciudades jueves 09 de mayo de 2024 - 19:16

Imagina que vas desplazándote con toda comodidad en tu automóvil, a tal grado que los malos hábitos de manejo de otros conductores no te afectan en lo absoluto, inclusive hasta te atreves a cantar parte de la canción que vas escuchando, sin embargo, la tragedia está por cambiar tu día.

De la nada, un bache, del tamaño de un cráter, aparece e inevitablemente caes en él. El golpe seco, producto del impacto, acompañado del ruido del aire escapando con rapidez, recorre la suspensión del coche, pasa por la carrocería y retumba en tus brazos mientras sostienes el volante, al mismo tiempo que la sonrisa en tu rostro se borra.

No tienes más remedio que detenerte en un lugar seguro, bajarte, revisar y descubrir que tanto el rin como el neumático sufrieron daños severos, de modo que, para no quedarte mucho tiempo ahí detenido, inicias la faena de quitar la rueda destruida para instalar la de refacción.

Y es que, tanto los neumáticos como los rines son los primeros en recibir toda la fuerza del impacto, pues dependiendo de la magnitud, el daño puede ir desde destruir una llanta por la fuerza del golpe, la cual deforma la llanta a tal grado que es el mismo borde del bache el que la corta por sus flancos, hasta deformar el rin o fracturarlo.

Ante un escenario como este, debemos conocer hasta dónde es posible reparar estas piezas para que sigan funcionando de manera segura, pues estamos seguros que para ti no te resultaría sencillo salir a caminar o correr con un par de tenis o zapatos rotos, con agujeros o con las suelas viejas, agrietadas y despegadas.

EL CAMINO A SEGUIR

Cuando sólo la llanta resultó dañada tras caer en el bache o coladera destapada, en la mayoría de los casos queda inservible. Cuando la llanta se abre en alguno de sus costados, difícilmente se puede reparar, pues no sólo el caucho se corta, sino que también los alambres y fibras textiles de la estructura interna de la llanta se rompen, lo que provoca que ya no tenga soporte.

Existe una práctica, el seccionado, que utilizan muchas vulcanizadoras para tratar de rescatar un neumático dañado y darle una segunda oportunidad, la cual consiste en cortar y raspar la sección dañada, cerrarla con hilo y aguja, aplicar un pegamento, poner un parche de caucho vulcanizado y, finalmente, con una máquina seccionadora, fundir los hules para sellar todos los orificios y dejar un acabado aceptable.

Es importante que tengas presente que este procedimiento sólo debe tomarse como una estricta medida de emergencia cuando no se tiene la posibilidad de adquirir un neumático nuevo en ese momento, o la llanta de refacción no es funcional o no se cuenta con ella, o si no nos alcanza para pagar una grúa para remolcar nuestro vehículo hasta el destino final. No olvidemos que, aunque esté reparado, sigue siendo un neumático dañado, el cual comprometerá en gran medida tu seguridad a bordo del coche.

Sabemos que la idea de perder una llanta nueva o en buen estado es doloroso y hasta molesto, pero nada vale más que nuestra seguridad, y rescatar esa llanta mediante el seccionado no es la mejor opción. Por otro lado, en el caso de que el impacto también haya afectado el rin, se debe de acudir con un especialista para que determine si es posible o no repararlo sin poner en riesgo la calidad de marcha del vehículo y su desempeño.

Considera que, cuando se trata de un rin de acero, la reparación es más sencilla, ya que, al ser de un material maleable, difícilmente se agrietará con un impacto, sólo se deforma y no requiere calor para regresarlo a su forma original, pues basta con aplicar fuerza para enderezarlo, tirando con ganchos y barretas hasta que la circunferencia del rin sea pareja en los dos lados.

Sin embargo, cuando se trata de un rin de aleación o de aluminio, tanto la inspección como la reparación son más minuciosas. Para determinar si un rin de aleación se puede reparar, un especialista debe revisarlo a profundidad, ya que con la fuerza de un golpe el material, aparte de deformarse, se puede agrietar, algo que se puede determinar sometiendo el rin a una radiografía; hay talleres en los que sólo rellenan con aluminio el golpe, pero a la larga, si la grieta es muy profunda, el rin puede partirse con el peso del coche o con la fuera de impacto de otro bache.

Si el rin se puede salvar, se aplica calor con un soplete en la zona dañada para amoldarlo hasta donde sea posible. Posteriormente, se rellena con aluminio y posteriormente se lleva al torno para maquinarlo, de esta forma se eliminará el exceso de soldadura y se le dará forma, antes de balancear y nivelar. Finalmente, cuando el neumático está pinchado, evita a toda costa rodarlo bajo esas condiciones, pues el peso del auto y la fricción contra el asfalto lo dañarán aún más hasta dejarlo inservible, incluso en distancias cortas.

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HG/CR

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