He escrito varias veces sobre el agradecimiento… nada como agradecer cuando todo nos sale bien…
Pero ¿podemos agradecer en situaciones que nos retan, cuando tenemos problemas que solucionar, emociones que no nos gusta sentir?
Estuve en la India la semana pasada… según yo iba preparada mentalmente para ver pobreza extrema y enfrentar esta cultura…
No tengo palabras para describir lo que vi… una avalancha de emociones que golpearon mi corazón sin piedad… no podía dejar de llorar.
Caminar por calles transitadas, donde el cielo es gris de tanta mugre… y no, no se compara con CDMX… el ruido de la ciudad, los cláxones constantes y ensordecedores, la gente invadiéndote, pidiendo limosna…
Ver sus condiciones laborales fue desgarrador. En teoría trabajan turnos de 8 horas, pero se respiraba explotación… horas en una posición de cuquillas bordando, estampando, puliendo joyería… se percibía su mirada perdida… una luz inexistente, sus ojos apagados… parecían muertos en vida.
La delgadez de sus cuerpos consumidos, sus cuellos tan angostos, sus pieles rasgadas y quemadas por el sol, sus manos y pies completamente sucios… nunca había visto gente tan pobre.
Los obreros de las castas más bajas comen con 8 rupias cada uno de sus alimentos, ¡eso es 1 centavo de dólar¡¡¡¡¡ ¿cómo es posible mantener energía calórica para aguantar esos horarios de trabajo con estómagos prácticamente vacíos?
Pero lo INCREÍBLE es que después de sus labores visitan sus templos, sin pretexto alguno; y verlos ahí, el fervor con el que cantaban sus plegarias, la forma en que juntaban sus manos y las elevaban para darle gracias a sus dioses, el presenciar cómo se frotaban la cabeza hacia atrás para recibir el aire del fuego que prenden en sus ofrendas… sus miradas… ahí estaban otra vez sus miradas… pero estando en ese espacio, eran completamente diferentes. Concentrados en sus rezos, los indios cobraran vida, ahora se veía luz en sus miradas, se sentía una energía recargada de completo agradecimiento, el ambiente que se respiraba era de AGRADECIMIENTO absoluto, ahora las miradas opuestas, llenas de luz, de esperanza, sus voces cantaban con tanto misticismo, piedad y exaltación que recordarlo me sigue poniendo la piel chinita… no podía evitar que mis lágrimas dejaran de rodar… que forma de entrega de amor incondicional a sus deidades.
Eso es AGRADECER… yo pienso, lo creo, lo viví. En nuestra cultura estamos acostumbrados a únicamente dar gracias por lo bueno que nos pasa, lo que nos gusta… No en la India… El verlos llenos de compasión me hizo cuestionarme qué tanto agradezco por mis momentos “malos” de vida, por mis miedos, mis constantes ataques de ansiedad, mis frustraciones laborales, mis enfermedades.
Y ahí estaba toda esa gente, saliendo de trabajar en las peores condiciones laborales y sanitarias que jamás haya visto; en completa PRESENCIA, con vida en sus ojos… rezando en completo amor… que mi cabeza sigue explotando cuando mi mente se va a ese momento.
Fuertes contrastes. El agradecimiento nada tiene que ver con las bendiciones que tenemos; NO, el agradecimiento está en este momento, sin importar la condición por la que estemos atravesando, sin esa queja constante a la que somos adictos.
Te invito a que agradezcas hoy todo lo que tu mente percibe como “malo” … y me cuentas qué sensaciones nuevas se despertaron en tu interior…