“No mentir y no robar” también quiere decir no causar daño patrimonial

El acumulado de las observaciones del organismo ha arrojado una suma realmente impresionante: 2 mil 603 millones 539 mil 954 pesos que las presidentas y presidentes de entonces deberán aclarar y solventar para evitar las sanciones que la norma establece en caso de flagrante daño patrimonial a los ayuntamientos y, en consecuencia, a los contribuyentes.

Normalicemos el hecho republicano de contar con una ASE independiente de las calenturas del poder, una Auditoría Superior erigida como un cuerpo tecnificado y profesionalizado que obligue a aclarar y solventar las inconsistencias en el ejercicio del presupuesto público gubernamental.

Dejemos de creer que ese numerito pedestre de “los informes de gestión”, templetes más cercanos a la propaganda que al ejercicio del buen gobierno, supone una verdadera rendición de cuentas; por el contrario, si a algo se acercan semejantes despliegues proselitistas es al más absurdo narcisismo.

Desde luego, en esta maraña de pasiones que han desatado los recientes hallazgos de la ASE en Puebla, destaca el posible daño patrimonial ocasionado por la administración de Claudia Rivera Vivanco por más de 822 millones de pesos como resultado de 217 observaciones durante su segundo año de ejercicio al frente del Ayuntamiento de Puebla; de ese total 198 –el 91.2 por ciento– no se solventaron, 142 generaron pliegos de observaciones junto con 56 solicitudes de aclaración motivadas por el uso sospechoso del dinero público durante el primer año de la pandemia.

En una palabra, el abanico de presuntas tracalerías detectadas por la ASE se resume en sobrecostos y omisiones no sólo en el reporte de obras de infraestructura pública, también en el ejercicio de programas sociales y apoyos a juntas auxiliares.

Como siempre ocurre en estos casos, quien termina pagando los platos rotos somos los habitantes de esta muy noble y leal ciudad; para muestra dos ejemplos: el Blvd Xonaca, una de las tantas ocurrencias de la ex presidenta, presentó irregularidades por 104 millones 864 mil 035 pesos. En este caso no sólo están “infladas” las facturas en casi un 17 por ciento, sino que la obra es una reverenda porquería. Otro ejemplo, el pago de servicios a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por alrededor de 64 millones 635 mil 911 pesos carecen de comprobantes fiscales digitales. ¿En los bolsillos de quién habrá ido a parar esa lanita?

Lo más grave de todo es que no es la primera vez que la ASE pone en el ojo del huracán a Rivera Vivanco: recordemos que, durante la revisión presupuestal del 2019, el –presunto– daño patrimonial ascendió a 780 millones de pesos. Si Pitágoras está en lo correcto hablamos de un gran total mil 602 millones de pesos en tan sólo dos años de ejercicio. Un desfalco absoluto a las finanzas del Ayuntamiento y una tomada de pelo a todos los poblanos.

“No mentir y no robar” también es no causar daño patrimonial, pero ¿qué ha dicho hasta el momento la feminista más destacada del círculo morenista? ¿Quiénes, de la red de incompetentes sin talento que fungieron como funcionarios de su malogrado gobierno, han defendido a su ex presidenta municipal?

Toda esa estirpe que por la fuerza del destino hoy se ha convertido en la vergüenza de Morena en Puebla están como los avestruces –con el perdón que me merecen esos bellos avechuchos por semejante comparativo–, temblando y con la cabeza bien enterrada pues, hasta el cierre de esta columna, ni un tweet se han atrevido a publicar.