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Lo que la Presidenta dice del Presidente

Lo que la Presidenta dice del Presidente

Columnas miércoles 08 de julio de 2020 - 18:20

Una vez que concluyó la reciente visita del presidente López Obrador a Puebla, Claudia Rivera Vivanco empezó a filtrarle información a varios periodistas locales.

Fue lo primero que hizo.

Los días pasan, y la presidenta municipal de Puebla sigue saciando morbos y detallando, en consecuencia, los pormenores de dicha gira.

Vea el hipócrita lector lo último que salió de los labios de la susodicha.

Todo empezó en el desayuno ofrecido al presidente.

López Obrador destacó la buena disposición del gobernador de Tlaxcala, Marco Mena.

—Es una buena persona —destacó.

—¡Muy buena, señor presidente!—dijo Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación.

—¡Muy, pero muy buena! — dijo aún con mayor énfasis Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública.

El presidente puntualizó aún más sobre el tema de los gobernadores:

“Los nuestros son afines; los de oposición, como Mena, son institucionales”.

El par formado por Sánchez Cordero y Durazo repitió casi a coro lo dicho por el presidente.

Por esos rumbos iba la conversación, cuando López Obrador —siempre en la versión de Claudia Rivera— cuestionó al ex rey de España, Juan Carlos de Borbón, quien se ha visto involucrado en presuntos movimientos multimillonarios de dinero opaco.

La crítica de AMLO también abarcó al gobierno de Pedro Sánchez por su evidente inacción ante la escandalosa trama.

—¡Es una vergüenza! —dijo enfático el huésped de Palacio Nacional.

—¡Así es, señor presidente: una vergüenza! —acotó Sánchez Cordero.

—¡Una gran vergüenza, señor presidente! —terció Durazo.

Fue en ese momento que intervino el gobernador Miguel Barbosa:

—A propósito de esto, Andrés, ¿por qué no has metido a la cárcel a Peña Nieto y a Calderón?

—Miguel, tú lo debes saber mejor. Eres abogado…

—Pero si Peña y Calderón ya estuvieran en la cárcel no tendríamos encima al PRI y al PAN.

—Miguel, me extraña que me digas eso, porque tú sabes que eso es un asunto de leyes, tribunales y no de voluntad presidencial. Hoy las cosas son diferentes. Lo otro sería pura faramalla.

—¡Muy diferentes son las cosas hoy! —dijo Sánchez Cordero.

—¡Pero muy diferentes! —aseguró Durazo.

—Lo que yo veo es que esos abogados millonarios que defienden a los conservadores, y a los que tanto criticas en tus ruedas de prensa, están muy engallados por esa falta de acción en contra de los ex presidentes, Andrés —dice Claudia que dijo el gobernador.

Un silencio de ala de mosca se impuso en el desayuno.

Durazo y Sánchez Cordero bajaron las miradas.

El presidente le dio un trago a su vaso de agua.

Sólo se escuchó el rumor de una abeja que amenazaba los restos de un jugo de naranja.

Por cierto, la propia Claudia anda presumiendo unos bocaditos que llevó a esa gira y que, jura, le encantaron al presidente.

Hay gorriones en la tumba de Judas.

Nota Bene: Quien filtra una conversación quiere filtrar algo más que una conversación: quiere filtrar un prejuicio, un gesto reprobatorio, un desdén.

El filtrador (la filtradora) busca generar una animadversión, un chasquido, la picadura de una víbora.

La filtradora (el filtrador) no debe dejar huellas.

Dejarlas es peligroso.

Se vuelve poco confiable.

¿Quién quiere hablar frente a alguien que todo lo filtra?

Al filtrar lo que dijo el presidente, Claudia Rivera vulneró la confianza de Palacio Nacional.

Vulneró, también, la confianza de los otros comensales.

¿El hipócrita lector le contaría a la presidenta municipal de Puebla algún confidencia?

¿Le dejaría un fin de semana las llaves de su casa?






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/CR

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