La reputación no se compra, se cuida y se trabaja

Los eventos a los que me refiero son, por un lado la publicación de los certificados otorgados por la empresa Top Employer y, por otro lado, el lanzamiento del libro “Con la Frente en Alto” de mi amiga la periodista Lourdes Mendoza.

En el caso del Top Employer, empresa que se auto nombra “la autoridad global en el reconocimiento de las mejores prácticas en RR.HH” y que es una empresa que practica encuestas a las áreas de RR.HH que entregan información y a cambio de pagar una suma, recibe el certificado.

Lo más destacable de su proceso es que no toman en cuenta el punto de vista del personal, pero solamente de quién lo administra, que a la postre es el área que recibe el reconocimiento, es decir son las propias áreas de Recursos Humanos quienes dan la información y que adaptan la misma para ser consideradas como las empresas con prácticas a favor de construir una cultura laboral que cuida el capital humano y, al mismo tiempo, son las que reciben la certificación y la presumen como si un tercero las estuviera reconociendo.

Dicho lo anterior lo que se observa con este tipo de reconocimientos es básicamente una auto certificación, y normalmente quienes la pagan obtienen el certificado Top Employer, de tal forma que las áreas de RR.HH una vez que lo reciben publican que han sido reconocidos por ser una empresa de excelencia en el manejo de personal, pero hasta donde he podido observar ninguna empresa que participe y pague su proceso de certificación le niegan la posibilidad de obtención del certificado, es decir nadie es rechazado si paga, entonces ¿qué reconoce Top Employer?, pues reconoce el pago que le hace la empresa.

Es de resaltar que dejan la duda si el personal al interior de las empresas ganadoras coinciden con lo que la certificadora Top Employer avala, existen casos donde los empleados opinan que las áreas certificadas, al contrario de procurar una cultura en beneficio del capital humano, hacen todo lo opuesto, hecho que provoca un sentimiento negativo en las personas que trabajan ahí, quienes nunca entenderán por qué es que la empresa fue reconocida más allá de que el área de RR.HH quiere un reconocimiento pagado para justificar su ineficiencia, por lo que al final, más allá de construir una reputación positiva con la audiencia, se convierte en un factor de desprestigio, que mal manejado puede conllevar a una crisis de imagen de la empresa que participa en esta farsa.

El otro evento que llamó la atención esta semana es el lanzamiento del libro “Con la Frente en Alto” de mi muy querida amiga Lourdes Mendoza, que cuenta la manera en la que desde la Fiscalía General de la República y luego desde la conferencia Mañanera, el Gobierno Federal intentó involucrarla junto con otras 16 personas en el caso de los sobornos pagados por la empresa Odebrecht a Emilio Lozoya.

Lourdes, en su libro, pero sobre todo con su actuar, logró revertir una cancelación social promovida desde el Poder, demostró que todo de lo que se la acusaba era inventado y no existió nunca una prueba, además demostró que Emilio Lozoya, más que ser un testigo protegido que pudiera involucrar a otros altos funcionarios del Gobierno Federal en la administración de Enrique Peña Nieto, era un títere del actual régimen, quién le dictó nombres de adversarios políticos contrarios al partido en el poder, con la intención, no solo de desacreditarlos, pero también de no darles oportunidad de participar en la vida pública, puesto que son una amenaza para sus pretensiones de continuidad en 2024.

“Con la Frente en Alto” es una enseñanza de vida en la relación de una madre (Lourdes Mendoza) y su hija, quién al ser las dos la única familia que se tienen entre ellas, debieron enfrentar este terrible abuso del poder para proteger la dignidad y la reputación, que es lo único que quienes vivimos de la comunicación tenemos, puesto la credibilidad en la comunicación lo es todo y alguien con mala reputación no tiene credibilidad.

Con todo ello concluimos que la reputación sustentada en un actuar ético y con respaldo honorable sobre lo que se dice y se hace, es la única gran herramienta que nos permitirá enfrentar cualquier embate mediático, como en el caso de Lourdes Mendoza quién gracias a su actuar logró develar el montaje perpetrado desde el poder y poner al verdadero responsable de los sobornos, Emilio Lozoya, por corrupción tras las rejas.

Pero contrario a eso, si las grandes empresas y sus responsables de RR.HH , creen que por pagar un certificado con base en hechos que luego no son comprobables, lograrán mejorar su imagen con la audiencia, quiero anticiparles un rotundo fracaso, porque quien busca un empleo no le interesan los certificados sino lo que otras personas que laboran en la empresa dicen de ella, existen redes de profesionales que preguntan sobre el ambiente laboral, los incrementos en sueldos en los últimos años y las posibilidades de carrera al interior, quienes hacen creer al interior de sus empresas que estos reconocimientos sirven de algo, quiero que sepan que sí, sirven para acumular elementos que serán utilizados en la próxima crisis mediática en su contra y el daño reputacional por consiguiente que fomentan será más grande, el problema es que inexpertos en comunicación, tentados por el ego de sus líderes, son los que promueve una supuesta buena imagen con base en mentiras y falsedades. Al Tiempo.