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La marcha de las izquierdas

La marcha de las izquierdas

Columnas jueves 24 de noviembre de 2022 - 00:00

¿Por qué López Obrador necesita tomar “por asalto” Paseo de la Reforma, la pasarela por excelencia de la indignación pública nacional? ¿Por qué para AMLO no es suficiente contar con una popularidad de 60 puntos, si ese porcentaje no puede ser cosificado en el Zócalo, el sitio-síntesis de la historia nacional? Ambas respuestas habitan en lo profundo del ADN de la izquierda del México reciente. Hagamos una retrospectiva para tratar de encontrarlas:

Era el año de 1987 cuando un grupo de notables, marginados por la administración del presidente Miguel de la Madrid, desafiaron la disciplina impuesta por el partido ocasionando la mayor ruptura que el PRI recuerde desde su fundación: los protagonistas de aquella arenga fueron el ex gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas, y el ex presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI durante el sexenio de Luis Echeverría, Porfirio Muñoz Ledo.

En pocos días este par de personajes, desde las entrañas del régimen, encabezaron la llamada Corriente Democrática cuyo único objetivo era tan subversivo como simple: poner a debate la idoneidad de la política económica y social puesta en marcha por el presidente De la Madrid a lo largo de su sexenio.

Como era de esperarse, Cárdenas y Muñoz Ledo fueron expulsados del partido, como revancha partieron del supuesto de que una verdadera transición democrática sólo podía conseguirse en detrimento del poder del Presidente de México. En ese contexto, vio la luz el Frente Democrático Nacional (FDN), conformado por una coalición de disconformes tan diversos entre sí como el agua y el aceite, pero lo suficientemente aptos como para instaurar una fuerza social de izquierda desde lo profundo de un partido hegemónico que, para entonces, ya había dejado de ser la garantía de estabilidad del sistema.

El manifiesto del FDN, que con el paso de los años se convertiría en el borrador de “proyecto alternativo de nación” de López Obrador, se centró en la necesidad de revertir el proceso de empobrecimiento de las mayorías, disminuir el desmantelamiento del aparato paraestatal, así como dejar de apostarle al pago de la deuda para reanudar el crecimiento económico. El mensaje debió haber calado hondo en el electorado pues, en 1988 Carlos Salinas de Gortari se convirtió en el primer candidato presidencial del PRI destinado a inaugurar una tendencia de resultados electorales decrecientes que no sería revertida hasta los comicios de 2012, cuando el Grupo de Atlacomulco, encabezado por Enrique Peña Nieto, recuperó Palacio Nacional.

Las reacciones de Cárdenas y el FDN no se hicieron esperar: demandaban la renuncia al cargo del “presidente electo” así como un interinato en el marco de una convocatoria para nuevas elecciones. El clima político, casi en una anticipación del año 2006, corrió en medio de profundas confrontaciones y álgidos litigios; sin embargo, fueron inútiles todos, la maquinaria del sistema se impuso y el 1º de diciembre de 1988 Salinas de Gortari se convirtió en Presidente de México, pero con un saldo de legitimidad impensable para cualquiera de sus antecesores.

Después de innumerables marchas y plantones por todo el país: Cárdenas, contra todo pronóstico, respaldado por todas las izquierdas aglutinadas en el FDN, en un vuelco profundamente conservador extendió “un cheque en blanco” al partido que intentó desterrarlo de la familia revolucionaria fundando el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989. A partir de entonces, decidió contender por el poder apegándose a las reglas del régimen que, paradójicamente, intentaba destronar.

Así fue como inició, inmersa en una abierta contradicción entre ruptura anticipada y disciplina autoimpuesta, “la marcha de las izquierdas”; 34 años han transcurrido desde entonces y hoy el PRD, vía los artificios de una alianza pragmática, ha regresado a la morada que lo vio nacer y que jamás pudo destruir: el PRI.

Pero dejemos, para seguir con la columna, que la marcha del próximo 27 de noviembre haga lo suyo, hasta el próximo martes entonces…



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/CR

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