¡Basta de acoso callejero!

Estos actos de violencia, perpetrados por individuos que parecen no comprender los límites del respeto y la privacidad, han causado indignación y al mismo tiempo han generado un llamado urgente a la acción para evitarlos.

Uno de los casos que se viralizó con mayor rapidez, incluso llegó a medios nacionales, es el de Miguel N., un catedrático universitario quien fue detenido por el delito de ultrajes a la moral pública. Este individuo fue expuesto por grabar por debajo de las faldas en la Feria de Puebla con una cámara oculta en su calzado. Más allá de la evidente violación a la intimidad de estas mujeres, Miguel N., ha sido señalado de presuntamente participar en grupos de Telegram donde supuestamente compartía los videos que grababa sin el consentimiento de las afectadas.

Colectivos y activistas feministas han puesto su mirada en este caso y señalan que no debe tomarse como un hecho aislado, ya que refleja una problemática aún más grande que tiene que ver con la explotación sexual digital en internet.

El uso de la tecnología para perpetrar actos de acoso y violencia contra las mujeres es un claro ejemplo de cómo estas prácticas evolucionan. El hecho de grabar "por debajo de la falda" no solo constituye una violación a la intimidad de las mujeres, sino que también es una manifestación de poder y control sobre sus cuerpos y su espacio. Este tipo de conductas contribuyen a perpetuar una cultura de cosificación y objetivación de las mujeres, donde se las reduce a meros objetos de deseo sexual, sin considerar su dignidad y autonomía.

Otro incidente que salió a la luz se registró en la colonia Huexotitla, donde una estudiante fue víctima de acoso sexual por parte de un individuo que se aproximó a ella por la espalda para tocarla de forma indebida. Las cámaras de seguridad captaron el momento de la agresión. La víctima se quedó pasmada por lo sucedido y apenas alcanzó a reclamarle, evidenciando la impunidad con la que estos actos se cometen en pleno espacio público.

Ya basta de tolerar estas conductas, el acoso callejero no es un halago ni un juego, es una forma de violencia que debe ser erradicada. Las mujeres merecemos tener el derecho fundamental a transitar libremente por las calles sin temor a ser objeto de acoso o violencia.

Mientras que en la zona norte de la ciudad, un sujetó jaló por la espalda a una joven para abrazarla y posteriormente fingir conocerla cuando es confrontado por una persona que se detuvo para saber si la chica estaba bien, pues ésta le pedía no acercarse y le preguntaba quién era.

A través del video difundido se ve como el sujeto la sigue incluso cuando ella ya va acompañada y en un documento la joven relata que cuando llegaron los policías le aconsejaron no denunciar pues “no tenía caso y era mucho rollo”.

Es lamentable la falta de protocolos, sensibilización y actuación de las autoridades ante este tipo de comportamientos inaceptables.

Urge que los elementos, quienes son el primer contacto con la ciudadanía, estén capacitados ante estas formas de violencia; además, es necesario que se fortalezcan los mecanismos de denuncia para garantizar que los perpetradores sean llevados ante la justicia y se apliquen sanciones severas con lo cual se envía un claro mensaje de que este tipo de conductas no serán toleradas.

Ya lo dijo una de las víctimas: “Hoy fui yo, pero mañana puedes ser tú, tu madre, tu hija, tu hermana, tu amiga…”