Puebla
Tras el decomiso hay tres probables narcomenudistas detenidos, además de uno de los presuntos operadores del lugar: El Margaro
Por Jaime Carrera
Un rosa chillante cubre de color la pared exterior del inmueble de la esquina de la 16 Poniente y la 11 Norte en el Centro Histórico de Puebla: La Otra Maldita Vecindad.
Por fuera luce casi impecable, pero por dentro entre sus grisáceos y desgastados espacios ocurría una diversidad tan amplia de delitos.
El lugar tenía por igual como inquilinos a narcomenudistas y asaltantes, uno de ellos, Lorenzo, El Margaro, presunto líder de una organización de comerciantes ambulantes y detenido ayer en posesión de droga por la Policía Estatal.
Allí en donde alguna vez convivieron familias poblanas, hasta hace unos días, se vendía droga y alcohol adulterado, así como proxenetas fomentaban la prostitución.
En sus pasillos circulaba cocaína, cristal y piedra.
El sitio pintaba para ser un nuevo bastión de la ilegalidad, por algo había sido bautizada en los bajos mundos del hampa como: La Otra Maldita Vecindad, la segunda versión, la secuela surgida de la ubicada y desmantelada a inicios de abril calles arriba en la 3 Norte y 8 Poniente, también en el Centro Histórico.
Aunque a los administradores poco les duró el gusto, la segunda parte de esta historia tuvo un repentino desenlace: un olor a gas detonó antier una revisión de personal del Heroico Cuerpo de Bomberos en el lugar y eso llevó a la detención de tres presuntos narcomenudistas: Osvaldo N., Jesús Alberto N. y Jorge Eduardo N.
“El domicilio existía, (estaba) perfectamente ubicado, en flagrancia se detuvieron a personas, a los líderes de ese lugar con posesión de droga, alcohol adulterado, del control del comercio en centro, del pago de piso y la vinculación con la policía municipal”, soltó a bocajarro el gobernador Miguel Barbosa Huerta, tras confirmar que el sitio había quedado cerrado.
“Nosotros no jugamos a la simulación”, sentenció. Las palabras hicieron eco en el Ayuntamiento a tal grado que la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco hizo mutis a pesar de ser cuestionada sobre la presunta relación de policías con delincuentes.
El titular de Gobernación municipal, René Sánchez Galindo, intentó atajar la pregunta: “Todo es un conjunto de acciones, que no se pueden a ver a las acciones y los gobiernos aislados”, comentó tras argumentar que la Fiscalía estatal tiene pendiente dar curso a denuncias contra personas que manipulan al comercio en la vía pública.
Sin embargo, la advertencia desde Casa Aguayo ya había sido lanzada: “Va a haber una gran investigación para que se deslinden responsabilidades de todos, no era posible que nuevamente en el centro de esta ciudad hubiera un centro de todas actividades ilícitas”.
La Otra Maldita Vecindad también sirvió como escondite para delincuentes que la utilizaban como laberinto para escapar por sus conexiones con inmuebles aledaños. De hecho, en ese cuadrante una calle atrás hay un predio en ruinas con una reja destrozada, no obstante, locatarios sobre la 11 Norte acusaron retención de mercancía por parte de elementos de seguridad, reconocieron que hubo detenciones, se deslindaron de actividades ilegales y argumentaron que se dedican a la reparación de carros de juguete y máquinas de coser.