Perritos Orinándose en Estatuas

Leo y veo —y escucho— a algunos personajes de la pipitilla periodística aludiéndome en los últimos días sin atreverse a decir mi nombre.

Qué bonito es descalificar así.

El problema es que quien realiza ese ejercicio, termina por no descalificar a nadie.

Y menos cuando en lugar de hablar mal de mí en singular —siempre sin mencionarme—, lo hace en plural.

Cobardía sobre cobardía.

No es la primera vez qué pasa.

Llevó años enfrentando de manera regular a esos parias del periodismo sin audiencia.

Y algo peor: sin influencia.

No influyen en nada ni en nadie.

Pueden cometer un asesinato en sus espacios y nadie se enterará.

Los únicos que les dan “like” son quienes les pagan.

Y uno que otro despistado u odiador profesional.

Estos personajes son como esos perritos que se orinan en las estatuas.

Alzan la patita, sueltan la orina, y se van moviendo la cola en busca de algún hueso.

La estatua meada dejará de serlo en pocos minutos, una vez que el sol de mayo cumpla con su tarea.

Yo los veo irse con cierta ternura.

Siempre medrando desde una tibieza histórica.

Adiós, adiós, perrito mío.

Un IEE de Tercera. El Instituto Electoral del Estado acaba de mostrar de qué está hecho:

De miasmas, de sobornos, de ineptitud.

Comparto con el hipócrita lector algunas puntuales líneas que el talentoso Ignacio Juárez escribió después de los más recientes —penosos— acontecimientos:

“La actuación del Instituto Electoral del Estado en la ponderación de las candidaturas sacó a flote una grave crisis que enfrenta el organismo y que puso en riesgo la elección. “Fuentes ligadas al organismo explicaron que todavía no queda claro si la dilación en el registro fue a causa de la ineptitud del aparato electoral o es producto de un dolo para ocultar anomalías muy fuertes y nos relataron la historia detrás de este caso inédito.

“Resulta que tras el bloqueo de militantes de Morena a las oficinas del IEE, al interior del consejo general se trató de dar todo el apoyo para Edgar Garmendia de los Santos, secretario general con funciones de presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena, para que inscribiera a sus candidatos, los cuales surgieron del agandalle que hizo el grupo de Alejandro Armenta, Carlos Evangelista y Claudia Rivera.

“Los plazos de recepción se extendieron, pero Garmendia no tuvo la asepsia de integrar los expedientes correctamente (‘le dieron chance y ni siquiera lo hizo bien’, es la frase que hoy circula en el Instituto).

“Ante tal situación, a decir de las fuentes, el líder morenista metió en un brete a los consejeros, quienes habrían intentado ocultar las anomalías y hacer como si no pasara nada.

“Pero, la bomba detonada por el periodista Mario Alberto Mejía sobre el soborno de 10 millones de pesos a tres consejeros para avalar la candidatura de Claudia Rivera desencadenó una crisis, los funcionarios entraron en pánico y no quisieron ser exhibidos, una vez más, en caso de que se detectara alguna anomalía.

“En las mesas de discusión, el PAN dio cuenta que los consejeros se negaron a entregar los anexos de los candidatos aprobados y los que sufrieron observaciones.

“La dirigente estatal Genoveva Huerta anunció que escalaría el tema al INE y el consejero Juan Pablo Mirón habría amagado con echar abajo varias candidaturas de la coalición Va por Puebla y candidaturas comunes en alcaldías.

“Al final todo quedó en una bravata, pues los partidos políticos dejaron en claro que el propio IEE había violado su manual de registro”.