Huachicoleros afectan el sano desarrollo de menores poblanos

Las niñas, niños y adolescentes en el corazón del Triángulo Rojo, no sólo han lidiado con la violencia que se expandió con la presencia de los huachicoleros en sus comunidades durante los últimos cinco años en los municipios que lo conforman, también padecen la pobreza y el hambre.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su análisis Pobreza por Grupos poblacionales a escala municipal tanto en Palmar de Bravo, Quecholac, Acatzingo y Acajete, nueve de cada 10 menores de edad viven en pobreza. En el caso de Tecamachalco y Tepeaca, ocho de cada 10 menores de edad son pobres.

En Acajete cinco de cada 10 niñas, niños y adolescentes padecen hambre, mientras que en Palmar de Bravo, Tepeaca y Quecholac son cuatro de cada 10 y, en Acatzingo y Tecamachalco viven de esta forma tres de cada 10 menores.

Durante 2020, Acajete se ubicó en el cuarto lugar a nivel nacional con más robo de gas licuado con 98 tomas clandestinas, en ese entonces las bandas de huachicoleros dejaron al lado el negocio del robo de gasolina y diésel para perforar los ductos por donde pasaba el gas LP.

En ese año, el Coneval registró que 89.8 por ciento de los menores de edad en el municipio se encontraban en condiciones de pobreza y 46 por ciento carecían de acceso a la alimentación.

En comparación con la medición de 2015, la pobreza en las infancias y adolescencias de Acajete había crecido casi 10 puntos porcentuales, ya que un lustro antes sólo 30.3 por ciento de la población de menores de edad se quedaba sin alimentos.

La pobreza, en tanto, en 2015 sólo la padecían 83.1 por ciento de los infantes y adolescentes del municipio.

En 2020, el 10.8 por ciento de los menores de edad estaban presentaban rezago educativo, 25.5 por ciento carecían de accesos a servicios de salud, 93.2 por ciento no tenían acceso a la seguridad social, 14.4 por ciento no tienen calidad y espacios de la vivienda y 40.1 por ciento vive sin acceso a servicios básicos.

Además de la pobreza y el hambre, la delincuencia en el municipio incrementó. Entre 2015 y 2020, en el municipio aumentaron los homicidios dolosos en 250 por ciento y el robo 239 por ciento, indican datos de la Fiscalía General del Estado.

El municipio de Acatzingo se ubicó en 2020 en el quinto lugar en el país como la demarcación con más robo de gas licuado con 94 tomas clandestinas en los ductos de Pemex.

Durante 2015 a 2020 los homicidios dolosos crecieron 60 por ciento, lo mismo que los crímenes cometidos con arma de fuego. A la par, la pobreza en menores de edad creció al pasar de 84.2 por ciento al 80.4 por ciento de la población de niñas, niños y adolescentes.

Aunque en el mismo periodo fue el único municipio de los seis en los que disminuyó el hambre, ya que en 2015 el 32.3 por ciento carecían de acceso a la alimentación a 31.4 por ciento en 2020.

En Palmar de Bravo, en donde los militares llegaron a recorrer sus calles para tratar de disminuir la presencia de los grupos huachicoleros, se ubicó en 2020 en el lugar ocho a nivel nacional por las 70 tomas clandestinas en ductos de gas licuado.

En ese periodo comparado con 2015, los robos fueron los que aumentaron en un 36.9 por ciento y los homicidios dolosos bajaron 18 por ciento.

Sin embargo, no sucedió lo mismo con la pobreza que padecían los menores de edad, pues en 2015 eran 85.7 por ciento en estas condiciones y para 2020 se incrementó a 88.8 por ciento.

La población infantil y de adolescentes que no pudo acceder a alimentos también incrementó, al pasar de 27.8 por ciento a 47.2 por ciento.

Con 19 tomas clandestinas, Quecholac se posicionó en el lugar 19 en el país entre los municipios con más robo de gas licuado, durante 2020.

Entre 2015 y 2020, los homicidios dolosos y robos disminuyeron, no así la pobreza en las infancias y adolescencias, que pasó del 84.4 por ciento al 93.1 por ciento.

La falta de acceso a la alimentación empeoró en un lustro para los menores de edad en el municipio, pues en 2015 el 27.7 por ciento de esta población no pudo acceder a suficientes alimentos, y en 2020 creció a 41.4 por ciento.

En Tepeaca, que se convirtió en el segundo bastión en el país de los huachigaseros con 458 tomas clandestinas, la violencia se desbordó.

Los homicidios dolosos crecieron 220 por ciento y los asesinatos cometidos con arma de fuego incrementaron 300 por ciento entre 2015 y 2020.

Durante ese mismo periodo, la pobreza de las infancias y adolescencias creció del 75 por ciento de la población a 80.4 por ciento.

La falta de acceso a alimentación aumentó de 29 por ciento a 37.6 por ciento de la población de menores de edad del municipio.

Aunque Tecamachalco apenas registró 18 tomas clandestinas de gas licuado en 2020 y se ubicó hasta el lugar 23 de los municipios con más robo de combustible en el país, los homicidios, uso de arma de fuego y robos incrementaron.

Los asesinatos aumentaron 70 por ciento entre 2015 a 2020, los homicidios con arma de fuego 440 por ciento y los robos 160 por ciento.

La pobreza en un lustro registró un ligero descenso, al pasar de 76.6 por ciento de la población infantil y adolescente en pobreza a 75.1 por ciento, pero no así en cuanto al acceso a la alimentación, ya que en 2015 el 21 por ciento de niñas, niños y adolescentes padecieron hambre y en 2020 la cifra creció a 28.9 por ciento.