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Hannia, dos historias para un mismo sueño (II)

Hannia, dos historias para un mismo sueño (II)

Puebla viernes 26 de febrero de 2021 - 00:12

Por Jaime Carrera

Se necesitan alas para volar, pero mucha fuerza para resistir el embate de las bocanadas de viento de un inmenso cielo hacia donde una madre y un padre miran todos los días y ruegan por una sola cosa: tener a su hija sana.

Hannia tiene cinco años de edad y ha sufrido lo que muchos ni en pesadillas han padecido.

De eso saben los dos seres que la acompañaron en uno de esos episodios de vida inolvidables: surcar las nubes, dejar atrás lo terrenal.

Con determinación y la emoción que irradia un alma pura, auténtica, la pequeña diagnosticada con cáncer en fase de cuidados paliativos cumplió —gracias al gobierno estatal— uno de sus más grandes sueños: volar en helicóptero.

El escenario era perfecto. Un cielo despejado, completamente azul, un buen clima y ganas, muchas ganas de olvidarse durante un breve, pero cálido momento, del ajetreo de un hospital, del sufrimiento que carga una familia.

Minutos antes, la pequeña Hannia, vestida de rosa, llevaba consigo un globo en forma de unicornio, un personaje de fantasía que contrastó la realidad de que los sueños y los anhelos, aunque lejanos, son alcanzables.

Todo estaba listo, los tres ascendieron a la aeronave, el personal les abrochó los cinturones y la aventura estaba por comenzar con rumbo desconocido: una travesía para sobrevolar su pueblo natal, Cuapiaxtla de Madero, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Puebla.

Las turbinas comenzaron a rugir pasado el mediodía y las hélices del helicóptero a girar y girar, y así despegó Hannia, quien vio cristalizadas sus ganas de apreciar lo pequeño que se ve el mundo desde arriba, desde lo alto, en el infinito.

Minutos antes, el gobernador Miguel Barbosa calificó el hecho como conmovedor y, más allá de ver la acción como un acto de gobierno, fue explicado como el camino hacia un sueño por cumplir de una pequeña que lucha todos los días para sobrevivir.

Desde arriba, Hannia comprobó que no hay límites, que a pesar de haber obstáculos que la vida les pone a los pequeños guerreros, mientras haya esperanza, fe y el amor de una familia, siempre habrá más, mucho más por luchar para derrotar a una enfermedad.


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HG/CR

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