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Feminicidio, una herida abierta en las familias de víctimas

Feminicidio, una herida abierta en las familias de víctimas

Puebla jueves 11 de mayo de 2023 - 18:49

Por Guadalupe Juárez

Ingrid Aguirre ve al vacío, evita fijar la mirada en la gente que la observa, describe que el día que mataron a su hija Ingrid Aremis, ella y su familia de inmediato viajaron de Xalapa, Veracruz a Puebla. Que cuando llegó y vio que había una cinta amarilla en donde vivía su hija mayor, pidió a un policía que la dejara pasar a ella y a su esposo, porque sólo les dijeron que podía entrar uno.

"Bueno, pero rápido", les respondió el policía malencarado. "Parece que lo estoy viendo", agrega, al relatar cómo al llegar la unidad del Semefo, supo que su hija estaba muerta. Ingrid sigue con la mirada hacia el vacío. De ese día han pasado cuatro años. Fue el 12 de mayo de 2022.

Ingrid está junto a dos madres de víctimas de feminicidio, Patricia Becerril, madre de Zyanya Figueroa y María Hernández de Diana Celina, en el Foro en contra de la Impunidad "los impactos de los feminicidios en las víctimas" en las aulas de la Facultad de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

Es la misma escuela a la que acudió su hija en vida, por lo que dice que le es incómodo viajar a Puebla porque las heridas siguen abiertas.

La directora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), María de la Luz Estrada, indicó que las familias cuando pierden a una hija por feminicidio la afectación no es lineal, hay quienes mueren debido al dolor o en el caminar de exigencia de justicia.

Además, los familiares suelen sufrir depresión, un padecimiento que les provoca otras enfermedades, se les quita el hambre, se aíslan.

A pesar de esto, compartió que sólo siete estados en el país cuentan con atención psicológica. Puebla no respondió si contaba con ella, pero las familias de víctimas han referido que no les han ofrecido este acompañamiento, por lo que ellas mismas han creado sus herramientas para sobrellevar el duelo.

Las tres madres coincidieron en que los efectos de la pérdida no sólo las afectaron a ellas, sino a sus familias. La hermana menor de Ingrid hizo un examen 15 días después de sepultarla.

El hermano menor de Diana Celina estudiaba en Puebla y su mamá prefirió llevárselo de aquí, después del asesinato de su hermana, ocurrido en diciembre de 2019. De acuerdo con las autoridades el homicidio se registró en Puebla, pero el cuerpo fue hallado en Acapulco, Guerrero. El supuesto feminicida se suicidó y han dado por resuelto el caso.

"Me cuesta mucho hablar de este tema", dice María, a quien se le quiebra la voz al recordar cómo la han tratado las autoridades, del día que llegó al puente donde estaban los restos de su hija y cómo tuvo que rescatar ella misma las bolsas que seguían ahí sin ser resguardadas, a pesar de que pudieran tener indicios para esclarecer el feminicidio de Diana Celina.

A la fecha sólo tiene un acta de defunción que no especifica el lugar de muerte, ni la hora.

Patricia Becerril, en cambio, recuerda que ha tenido que viajar múltiples ocasiones a Puebla desde ese 14 de mayo de 2018, aunque son originarios de Ciudad de México, que además del impacto psicológico han tenido que pagar la renta de la casa donde vivía su hija por año y medio, porque las autoridades la iban a entregar sin levantar los indicios que podían tirar la versión de que había sido un suicidio.

De esta forma, ha recurrido a peritajes independientes debido a la desconfianza de las autoridades, a quienes acusaron de ejercer violencia institucional contra las familias de las víctimas de manera recurrente.

Foto: EsImagen

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JF/CR

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