Puebla
Los litigantes son señalados de desfalcar a la fundación enviando el dinero a paraísos fiscales; la nueva sociedad es para vender servicios a la Udlap.
Por Ignacio Juárez Galindo
Jueves 30 de junio. 19:25 horas. Miguel Barbosa Huerta -ataviado con traje gris Oxford, corbata roja- habla desde uno de los salones de Casa Aguayo sobre el escándalo de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap). Explica la trama de la familia Jenkins de Landa y sus abogados para presuntamente desfalcar a la Fundación Mary Street Jenkins por 14 mil 276.2 millones de pesos (720 millones de dólares) y enviarlos a paraísos fiscales.
Pero al referirse al rector Luis Ernesto Derbez Bautista la sentencia que pronuncia exhibe de cuerpo completo el papel que ha jugado el extitular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en el escándalo: Actuar como el vocero de seis integrantes de la familia Jenkins de Landa, los mismos que están procesados en dos carpetas de investigación y existen órdenes de captura contra ellos.
¿Cuál es el interés de Ernesto Derbez en esta trama?
La respuesta podría encontrarse un simple papel: el instrumento notarial 78454, emitido el 18 de enero de 2016 por la Notaría Pública 2 de Cholula, encabezada por el marinista de cepa Mario Montero Serrano, el cual valida la creación de la sociedad Udlap Jenkins Graduate School, el mecanismo que Derbez y sus más cercanos utilizaron para ofrecer servicios de asesoría y consultoría a la propia institución educativa para la que laboran.
El asunto va más allá debido a que la sociedad en la que participan el rector y los vicerrectores Administrativa y de Finanzas y Desarrollo Institucional, Mónica Ruiz Herrera y Mario Vallejo Pérez, respectivamente, permitió una fusión con otras dos sociedades: Consultoría en Instituciones de Educación Superior y Asesoría en Dirección de Instituciones Educativas.
En dichas organizaciones los apoderados legales son Virgilio Salas Rincón y Alejandro González Muñoz, los abogados que representaron a los seis integrantes de la familia Jenkins de Landa y responsables de operar la migración de los 720 millones de dólares de la Fundación Mary Street Jenkins a paraísos fiscales.
A saber: Salas Rincón y González Muñoz aparecen como los representantes legales encargados de transferir, el 30 de abril de 2014, los 720 millones de dólares a la Fundación Bienestar de Filantropía, que es representada por Carlos Román Hernández, su socio en una firma jurídica denominada Acción Colectiva AC.
En diciembre de ese mismo año, la fundación cambió su domicilio social a Barbados y, en noviembre de 2015, lo trasladaron a Panamá, pero es justo ahí donde el dinero que era de una fundación sin fines de lucro pasa a manos privadas. Los 720 millones de dólares que Carlos Román -el comparsa de los nuevos socios de Luis Ernesto Derbezenvía cae directamente a la cuenta de la Fundación para el Desarrollo Latinoamericano, cuyo objeto es una “institución de interés privado”.
LOS EMPLEADOS
Antes de que los reflectores de la justicia se posaran sobre ellos, al interior de la Udlap había dos nombres cuya mención era interpretada directamente como una orden de la oficina de la rectoría: Mónica Ruiz Herrera y Mario Vallejo Pérez.
La primera se desempeña como vicerrectora Administrativa y es la mano derecha de Luis Ernesto Derbez desde hace más de dos décadas. Siendo alumna de Udlap se convirtió en becaria del entonces académico, quien descubrió a un auténtico garbanzo de libra. Al incorporarse al gobierno de Vicente Fox Quesada, Derbez Bautista no dudó en llevarse a su pupila para formarla en los azarosos caminos de la burocracia mexicana.
La apuesta resultó todo un éxito y Mónica Ruiz se convirtió en la aduana más importante del secretario de Relaciones Exteriores, además de ser la encargada de cuadrar todos los gastos financieros.
A su regreso a la Udlap, pero ya como rector, Luis Ernesto la designó como vicerrectora y bajo su gestión hubo una muy drástica y quirúrgica restricción de recursos a investigadores y acadé- micos. Eso provocó una revuelta en el claustro debido a que se cortaron de tajo todo tipo de apoyo para congresos, investigaciones.
Incluso, la nueva administración llevó a los científicos a que se convirtieran en miembros del Sistema Nacional de Investigadores. Al darse de alta con la idea de que regresarían los apoyos, el portazo en la cara que recibieron era que ya tenían recursos públicos suficientes para cubrir sus actividades.
La revuelta no pasó a mayores, pero sí generó la salida de importantes docentes.
En el caso de Mario Vallejo su historia es singular: De manejar la Suburban de Derbez en la SRE llegó a la vicerrectoría de Finanzas y Desarrollo Institucional de la Udlap.
De acuerdo con fuentes al interior de la universidad, en ambos vicerrectores se encuentra la clave de todos los manejos financieros y administrativos de la casa de estudios y que tendrán que verse reflejados en las auditorías que practican los integrantes del nuevo patronato de la Fundación Udlap.
LA HISTORIA Y LA SOCIEDAD
El conflicto al interior de la Fundación Mary Street Jenkins tiene su origen en junio 2013 cuando, en una jugada inesperada, Guillermo Jenkins Anstead, Elodia Sofía de Landa Irizar de Jenkins y los hermanos Roberto, Margarita, Juan Carlos y María Eloína Jenkins de Landa destituyen a su pariente Guillermo a fin de poder acceder al multimillonario fondo que heredaron de William O. Jenkins y que les estaba vedado debido a que la instrucción del patriarca era darles una pensión mensual no mayor a mil dólares y todo el dinero fuera a obras de beneficencia.
Cinco meses después del golpe, el cual fue estructurado por los abogados Alejandro González Muñoz, Virgilio Rincón Salas y Carlos Román Hernández, los estatutos de la fundación fueron modificados y el clan pudo acceder al ansiado fondo multimillonario.
A la par, dieron a luz a la Fundación Bienestar de Filantropía, creada por Manuel Mestre Martínez, otro de los patronos.
El 30 de abril del año siguiente se transfirieron los 14 mil 276.2 millones de pesos del patrimonio de la Fundación Jenkins a la de Bienestar y de ahí se derivaron los cambios de residencia a paraísos fiscales hasta que en noviembre de 2015 el dinero finalmente llegó a una fundación privada, con sede en Panamá.
Lo interesante es que un mes y medio después, en San Andrés Cholula, Luis Ernesto Derbez, Mónica Ruiz, Mario Vallejo, Jesús Mijangos Patiño, director jurídico de la universidad; Virgilio Salas y Alejandro González protocolizan la sociedad Udlap Jenkins Graduate School, con domicilio en la Ciudad de México y con la posibilidad de establecer agencias o sucursales en diferentes partes del país.
El objeto social es muy claro: “carácter exclusivamente educativo en todas sus áreas, científico y literaria, mediante la impartición de educación de todo tipo y en todos los órdenes, la divulgación de conocimientos y la promoción y fomento de la cultura”.
Como sociedad, Udlap Jenkins Graduate School imparte la preparación académica para que los interesados puedan continuar sus estudios en el extranjero; los conocimientos necesarios para que puedan continuar sus estudios en la República Mexicana; cursos para profesores y educadores interesados “en los problemas educativos de México”; así como la participación en toda clase de asociaciones, barras, colegios y foros, la capacitación y contratación de personal para ocupar cargos de todo tipo.