Barbosa y el tablero del nuevo régimen

Una larga mesa redonda reveló que aquello que se esperaba como una reunión con los legisladores locales de Morena, PT y el Verde terminaría en una quirúrgica operación cicatriz y en el escenario del nuevo tablero político de la entidad poblana.

Por Ignacio Juárez Galindo

Fue, por mucho, la reunión que más se esperaba después del 6 de junio.

Y fue -también por muchola reunión que disipó todo tipo de preguntas que dejó el meteorito que extinguió a un dinosaurio bebé, bautizado con el nombre de bloque antibarbosista.

Para entender todo, solo se necesitó un par de fotos y un video.

Una fotografía en la que aparece una larga mesa redonda reveló que aquello que se esperaba como una reunión con los legisladores locales de Morena, el partido Verde Ecologista y el Partido del Trabajo, terminaría en una quirúrgica operación cicatriz y en el escenario del nuevo tablero que define a la nueva avanzada política que encabeza la 4T en Puebla.

El partido, entonces se supo, cambió de administración.

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Miguel Barbosa Huerta sonríe. Las imágenes muestran la sonrisa de quien disfruta la plenitud de la vida y el poder.

La plenitud a la mitad de un gobierno atípico de cinco años y cuatro meses.

Un gobierno que, a los pocos meses de iniciar, tuvo que enfrentar la tragedia sanitaria y humanitaria más grave de la que se tenga memoria en la historia reciente.

Un gobierno que se catapultó luego de la caída de un helicóptero, un 24 de diciembre de 2018.

Un gobierno que resistió a un fraude electoral en el que todos perdieron, menos la candidata del morenovallismo.

Un mandato que nació en el seno de más de 6 millones de habitantes que en tres años vieron pasar por la oficina más importante del estado a cuatro gobernadores.

Miguel Barbosa sonríe y en su rostro se asoma la plenitud del político que ha sabido capotear las adversidades que muy pocos enfrentan en la vida del poder.

Miguel Barbosa sonríe con la seguridad de aquel que logró alinear a todos los planetas para crear su propio sistema solar del poder.

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La imagen difundida por el gobierno del estado también confirmó que el bloque antibarbosista pasó a mejor vida sin lograr su objetivo.

En la larga mesa aparecieron Edgar Garmendia de los Santos, líder estatal de Morena, a un costado del gobernador Miguel Barbosa Huerta.

A la derecha, unos metros más adelante, se encontraba Carlos Evangelista Aniceto, delegado de CEN de Morena en Puebla.

Ambos, junto con otro par de políticos, fueron los encargados reventar a Morena por dentro y dar pie a algunas tribus nacionales a irse con el espejismo de un suculento reparto de candidaturas a costa del inquilino de Casa Aguayo.

Lo que Evangelista y Garmendia no sabían al momento de fraguar su plan era que en su futuro se aproximaba el despeñadero: la estrepitosa derrota de Claudia Rivera Vivanco, el triunfo de los más allegados al jefe del poder Ejecutivo estatal, la capitulación -uno a uno- de los principales adversarios del inquilino de Casa Aguayo.

Cercados y vencidos, el par no tuvo otra opción que plegarse ante el poder que emana de la vieja casona del barrio de El Alto.

Lo que tampoco sabían Evangelista y Garmendia era que en la larga mesa que configuró el nuevo tablero de ajedrez político, Sergio Salomón Céspedes, diputado electo por Tepeaca, sería la cuña sembrada misteriosamente entre ambos.

El mensaje quedó claro: un futuro luminoso se espera para el exalcalde en la nueva legislatura.

La mano fue extendida.

Hay generosidad en el triunfo.

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Las imágenes dieron cuenta precisa que todo se ha movido, una vez más, en el juego del poder en Puebla.

En la misma mesa redonda en la que estaban Garmendia y Evangelista, fue sentado el antagonista de ambos: Eric Cotoñeto, uno de los varios operadores de la 4T poblana.

A la izquierda, enseguida de la secretaria de Gobernación estatal, Ana Lucía Hill Mayoral, apareció Nora Merino Escamilla.

Y también desfilaron, a parte de los legisladores electos, operadores político-electorales de Morena, el Partido del Trabajo, el Verde.

La duda sobre qué pasaría con Morena después de la elección ha quedado resuelta.

Nuevos tiempos.

Nuevos enroques.

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Una fotografía bastó para saber quiénes son los que quedaron fuera del tablero de ajedrez.

A esa imagen le antecedieron otras muy importantes. Por ejemplo, aquella donde aparece el senador Alejandro Armenta Mier, un día después de la elección.

La de Genoveva Huerta Villegas chocando puño con el gobernador y que inauguró el nuevo tiempo de la civilidad política, en la que todo quedó atrás para dar paso a la construcción de un nuevo sistema de pesos y contrapesos.

La de los legisladores del PRI, con Jorge Estefan Chidiac y Néstor Camarillo, a la cabeza.

La de la reunión con Fernando Morales, líder de Movimiento Ciudadano.

La imagen de ayer develó que Claudia Rivera Vivanco, los universitarios, David Méndez y muchos otros más ya no tienen cabida en el nuevo ajedrez.

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En la forma en que un político logra sus objetivos está la calidad de su oficio político.

Miguel Barbosa tuvo que remar a contracorriente todo el tiempo para conseguir que los astros se alinearan a su juego.

La imagen difundida ayer, la reunión más esperada después del 6 de junio, también reveló que las cosas ya cambiaron.

Comprobó que el camino para dar fin a 11 años de confrontación y tragedias políticas se abrió por completo.

La imagen difundida por el gobierno del estado, el primer gobierno de izquierda en el poder, también permitió comprobar que el nuevo régimen ha llegado.