Por Guadalupe Juárez
Joel Sánchez Juárez calza unos mocasines color vino con los que ha caminado desde el lunes 6 de febrero. Echa su peso sobre su pie derecho y luego al izquierdo, se sostiene de un estandarte que lleva bordada la virgen de Guadalupe.
Ha caminado por cinco días seguidos desde Huehuetla, ubicado en la Sierra Norte de la entidad poblana, hasta la capital del país.
Está cansado, pero asegura que ya se repuso, le duelen los pies, pero todavía está parado esperando su turno para entrar.
Cada año, desde hace 37, llega a la Basílica de Guadalupe y agradece todo lo concedido. Está por cumplir 60 años de edad y promete que volverá a atravesar el estado para llegar aquí.
Cuando era joven, recuerda que los primeros tres años, llegó a caballo, pero decidió que era mejor caminar, así, con unos mocasines.
La primera vez que llegó y entró al templo dedicado a la morenita del Tepeyac, dice que no volvió a ser el mismo, y por eso motiva a más personas para que hagan el mismo recorrido.
Antes, cuenta, el camino era más pesado, pero ahora se aligera, porque encuentran en su trayecto a personas que les dan alimentos y les donan recursos para la peregrinación.
Es campesino, siembra plátano, canela, café y todo lo que puede, porque la tierra es muy fértil en donde vive.
Junto a Joel hay personas que llegan de rodillas orando, otros se sostienen de sus muletas y unos más se acercan en sillas de ruedas.
Isidrotapia García llega a la Basílica entonando "La Guadalupana" en nahuátl. Casi no habla español, es originaria de la Magdalena Tlatlauquitepec, pero dice que ha viajado hasta aquí por fe.
Fermín Sosa Pérez, es de una comunidad llamada Tzicatlán, ubicada en Huehuetlán El Chico, colindante con Morelos. Es la cuarta ocasión que vienen a la Basílica, son 18 personas en total, todos descansan sobre el suelo, porque han bailado el son de los viejitos hace unos minutos. Ahora observan en una torre, la historia que se ha contado por varios años, cuando Juan Diego se encuentra a la virgen de Guadalupe en el cerro de Tepeyac, ahí mismo donde ahora descansan un poco los pies.
Mario descansa con su estandarte café, sobre él está bordada la virgen y tiene pegadas dos fotografías de los jinetes a caballo que han llegado desde Tlamaya Grande del municipio de Tlapacoya. Salieron desde el lunes, cabalgando entre 10 y 11 horas seguidas, entre parajes y magueyes.
Han sido 13 ocasiones las que llega de esta forma a la Basílica de Guadalupe. Mario dice que más que pedir un milagro o un favor, agradece tener salud.
José Domingo camina hacia la Basílica con una funda de guitarra sobre el hombro. Es verde militar y lleva pegada una figura de madera de la virgen. Es originario de Amozoc, desde donde viene caminando. Pertenece a un grupo que ha venido de esta forma a visitar a la virgen desde hace 73 años.
"Venimos a pie, salimos el martes y llegamos ayer en la noche, ya para hoy caminar hasta aquí, un poco cansado, pero no hay nada que la fe no mueva, nos quedamos con todo lo bonito que nos da esta experiencia".
Para él es la cuarta ocasión que se anima a caminar, pero hoy lo acompaña gente que tiene más de 50 años que lo hace.
La Basílica está a reventar, afuera hay globos con helio en el aire que feligreses han soltado en el cielo, al interior sobresalen figuras de todos los tamaños de la virgen, estampas, banderas y cuadros que llevan a presenciar la misa.
Vitorean a la virgen, cantan La Guadalupana, oran, echan porras a sus municipios, termina la misa y se forman para ver la imagen que dicen, un día, apareció de la nada en el ayate de Juan Diego, lo que dio origen a la adoración de la virgen del cerro del Tepeyac.
Foto: Guadalupe Juárez