Renuncia de rectores, toma de instalaciones, acusaciones por presunto desfalco, descontento y despido de docentes rodean la historia de la Universidad de las Américas Puebla
Por Guadalupe Juárez
Alumnos con pancartas en mano y protestando contra un rector no es una escena que la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) no haya vivido antes, mucho menos el conflicto.
La UDLAP había vivido estabilidad al interior por 13 años, pero tiene consigo una historia de altibajos con señalamientos de desvío de recursos,repudio de estudiantes a las autoridades educativas, despidos de personal y hasta la toma del campus.
Su primer conflicto ocurrió en 1970, cuando la entonces Universidad de las Américas pasó sus instalaciones de Ciudad de México a Puebla, aunque esto significó la pérdida de la mitad de sus alumnos.
Mientras tanto, los que sí se mudaron junto a la universidad –a la cual asistían estudiantes estadounidenses—sufrían problemas de ambientación, acostumbrados a la capital del país, según se consigna en Memorias 1940-2005, una relatoría de la historia de la universidad.
Los problemas después se concentraron en los pocos recursos, situación que llegó hasta la llegada de Fernando Macías Rendón, el primer rector mexicano, cuya administración optó por no tener en su matrícula a estudiantes extranjeros, sino también nacionales.
Pero los cambios no eran bien recibidos y esto empeoró el ambiente institucional, había inquietud, desconcierto y enojo de la mayoría de los académicos, algunos de ellos fueron despedidos.
El descontento aumenta, las finanzas de la universidad no eran las mejores y como una medida para ahorrar recursos, Macías contrató a profesores con licenciatura y ya no con maestría, lo cual el 17 de marzo de 1976 dio origen al Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de las Américas (STAUDLA).
El 26 de marzo de 1976, cerca de 4 mil personas marcharon por las calles de Puebla y el 31 de marzo, el grupo inconforme tomó el campus, por lo que alumnos tomaban clases en otras sedes.
El paso de Enrique Cárdenas, Nora Lusting y Pedro Ángel Palou estarían marcados por la inestabilidad, las filtraciones periodísticas, las acusaciones entre sí de malos manejos de las finanzas y un conflicto permanente con los académicos, que ensombrecía el prestigio de la universidad.
UDLAP: Jazmín Sánchez