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Un nuevo episodio de violencia golpeó este lunes a la Franja de Gaza, cuando fuerzas israelíes y hombres armados presuntamente aliados dispararon contra cientos de civiles palestinos que se dirigían a un centro de distribución de alimentos apoyado por Israel y Estados Unidos, ubicado en la ciudad de Rafah, al sur del enclave. El ataque dejó al menos 14 personas muertas y 99 heridas, según reportes del Ministerio de Salud de Gaza y hospitales locales.
Testigos en el lugar denunciaron que los disparos provinieron de una zona militar israelí conocida como "zona peligrosa", donde operan soldados israelíes en coordinación con milicias locales como el grupo Abu Shabab, señalado por organizaciones humanitarias por saqueos a convoyes de la ONU. Según relataron, los hombres armados intentaron organizar a la multitud antes de abrir fuego, lo que provocó una reacción violenta de la población, que respondió arrojando piedras y obligó a los agresores a retirarse hacia posiciones israelíes.
El Ejército de Israel no ha emitido declaraciones sobre el incidente, mientras que la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) –organización privada encargada de operar los centros de distribución– anunció el cierre del sitio en Rafah debido al “caos de las multitudes”, aunque aseguró que no hubo violencia en el interior de sus instalaciones.
Este tiroteo es el más reciente de una serie de incidentes similares desde la implementación del nuevo sistema de entrega de ayuda humanitaria, impulsado por Estados Unidos e Israel con el objetivo declarado de evitar el control de Hamas sobre los suministros. No obstante, la ONU y múltiples agencias de ayuda han rechazado el esquema, al considerar que pone en riesgo a la población civil y carece de mecanismos seguros de acceso.
Desde su puesta en marcha el mes pasado, al menos 127 personas han muerto en hechos relacionados con estos centros, según cifras del Ministerio de Salud gazatí. Expertos en seguridad alimentaria advierten que el bloqueo israelí y la devastación provocada por la ofensiva militar han dejado a los más de dos millones de habitantes de Gaza al borde de una hambruna total.
Organizaciones médicas y de derechos humanos insisten en que los centros de distribución se han convertido en zonas de alto riesgo, ya que se ubican cerca de posiciones militares israelíes y carecen de garantías mínimas de seguridad. La GHF ha advertido repetidamente que desviarse de las rutas “oficiales” establecidas por el ejército israelí representa un “gran peligro” para los solicitantes de ayuda.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con creciente alarma la escalada de violencia y el deterioro humanitario en Gaza, donde la ayuda alimentaria es prácticamente el único sustento disponible para una población cercada, desplazada y afectada por meses de conflicto.
Foto por AFP