Saúl Huerta y los cinturones de marginación social en Puebla

Notas informativas de los últimos 9 años exhiben la forma de acercamiento de SHC con población excluida socialmente: menores.

Por Jaime Carrera

Una imagen de portada en un perfil de Facebook, la referencia de familias poblanas sobre su existencia, la negativa de otros vecinos que desconocen su operación y el nombre de la organización –sin una ubicación oficial– en un vasto número de notas informativas de medios locales, es el rastro que se tiene de la asociación civil Valor y Fuerza de Juntas Auxiliares, Inspectorías y Colonias Marginadas, la cual fungió como uno de los principales puntos de acercamiento de Saúl Huerta Corona con la marginación social en Puebla capital.

A través de la organización, cuya fundación data de 2008, el presunto depredador sexual tuvo contacto con menores de edad y sus familias en la periferia de la ciudad, tanto al norte como al sur, en localidades en donde lo que abunda es la pobreza, falta de recursos, deserción escolar y en general: donde hay personas, niños, niñas, adolescentes y mujeres que lo que más requieren es un apoyo de sus gobernantes.

Y así fue, Saúl Huerta se adentró a los cinturones de miseria con gente altamente vulnerable.

Sus mensajes eran claros y contundentes: "Mi compromiso es con todos y cada uno de los sectores que conforman a nuestro distrito, la educación, principalmente, pues es la vía para lograr el progreso y desarrollo para que las futuras generaciones aspiren a una vida mejor", dijo el diputado federal en un lejano enero de 2012, nueve años después, se supo que frenó el desarrollo de esas futuras generaciones: al menos tres jóvenes -con denuncia penal formal- tras una presunta violación sexual.

Año tras año, cuando Huerta Corona ejercía como funcionario o buscaba un cargo de elección popular, regresaba a esos mismos sitios, a esas juntas auxiliares, inspectorías y colonias marginadas en las que presuntamente habría ubicado a la mayoría de sus probables víctimas, y volvió para refrendar su apoyo, prometer recursos extraordinarios y sobre todo: apoyar a la educación con clases de regularización, a través de esa misma fundación de la que no existe información totalmente oficial.

Por un lado, Saúl Huerta realizaba foros, reuniones, asambleas, bajo el concepto de un servidor público ejemplar: escuchaba de viva voz, sin escudos ni barreras a los más pobres, pero por el otro, en una versión que se desconocía hasta los últimos días.

Observaba, vigilaba, aguardaba, y ofrecía oportunidades de crecimiento como la que propuso al joven de 15 años al que presuntamente violó en un hotel de la Ciudad de México.

De la sede de la organización poco o nada se sabe, pero es claro que existe -o existió- porque está asentada en el perfil del diputado federal del Sistema de Información Legislativo del Congreso de la Unión.

Lo que también se sabe según notas informativas del año 2008 al 2021 es que la asociación civil siempre fue un bastión de operación política, en un inicio, al servicio de los intereses del excandidato a la reelección en su paso por el Partido Revolucionario Institucional.