Puebla
Por: Jaime Carrera
Una persona en situación de prostitución es enviada a una vivienda en Puebla. Un cliente, que en medio de la pandemia de Covid-19 deseó comprar un cuerpo, la recibe. Una hora después, el acto se consuma.
¿Y las ganancias?
En esa simbiosis de ofertademanda, gana quien maneja el negocio de seres humanos a domicilio, -casi como en una aplicación de entrega de comida-, gana también el solicitante y pierde, ella o él que, por necesidad, obligación o miedo, cede a presiones y explotación sexual.
En una contingencia de salud pública, no hay descanso para quienes no tienen otra opción, sus cuerpos son vendidos y deben conformarse con lo que sobra, pagada la cuota a quien las o los maneja.
El restante servirá para llevar alimento a sus casas, para ir al doctor, incluso, en ocasiones, para sobrevivir en medio de las afectaciones económicas de esta cuarentena.
Todo tras arriesgarse a contagios por ir de casa en casa a dar un servicio sexual no consensuado, sino acordado por otros.
Ante el confinamiento y como medida preventiva de contagios de Coronavirus, el negocio de la prostitución emigró hacia los servicios a domicilio en Puebla y otras entidades del país, alertó Rosy Orozco, presidenta de la Asociación Unidos contra la Trata.
El riesgo de propagación del Covid-19 es aún mayor en ese sector, pues no sólo es la presencia de clientes y víctimas de prostitución forzada en las calles, sino también el ofrecimiento de paquetes sexuales a domicilio detectado y reportado por la CNDH, precisó la activista.
“La Comisión Nacional de los Derechos Humanos comunicó que ha recibido denuncias acerca de clubes nocturnos que ofrecen paquetes de servicios sexuales a domicilio en Tlaxcala, Nuevo León, Puebla, Veracruz y Baja California”, explicó.
El problema de la prostitución forzada y el coronavirus ha sido abordado por Orozco en el artículo: Si acabamos con la trata, acabamos con el Covid-19, publicado por la Universidad Autónoma del Estado de México, en el cual se especifica que la diversificación del ofrecimiento de servicios sexuales no es única en el país, sino a nivel mundial.
“La realidad es que mientras el mundo vive confinado, las redes criminales que mantienen esclavizadas a mujeres, niñas y niños están activas y atrayendo clientes, justo cuando más distancia social se requiere.Basta de buscar en internet las palabras sex trafficking y coronavirus para hallar historias actuales de tratantes que han encontrado la manera de maximizar sus ganancias”, sostuvo.
¿Y las ganancias?
Repartidas entre lenones, abogados de tratantes, falsificadores de documentos, inspectores, funcionarios, dueños de hoteles y ministeriales. Toda una red de complicidades detrás de un solo acto: una persona en situación de prostitución que llega a una vivienda en Puebla, luego de que, un cliente compró su cuerpo y lo pidió a domicilio en medio de la pandemia de Covid-19.