Robusta, resistente e imponente, la comunidad universitaria alzó la voz más
fuerte que nunca en el estado. En Puebla, los universitarios se movilizaron, en aras de agitar las conciencias de toda una sociedad, de ratos, hundida en el aletargamiento, pero también en una violencia brutal.
En medio de una marea de batas blancas, los reclamos y demandas de miles
de alumnos de la BUAP y la UPAEP se resumieron en dos palabras: justicia y seguridad.
“Nos están matando. A los universitarios, nos están matando; Francisco Javier,
presente; José Antonio, presente; Ximena, presente”, gritaron al unísono por los que partieron. Por los que asesinaron.
Un día antes de la manifestación, en
la junta auxiliar de Santa Ana Xalmimilulco, perteneciente al municipio de Huejotzingo, fueron hallados cuatro cuerpos sin vida, dos de ellos estudiantes de origen colombiano y de intercambio en la UPAEP, otro alumno de la BUAP y el restante, un conductor de Uber.
“No exigimos más, exigimos lo que
nos corresponde, justicia, y exigimos mayor seguridad porque nos están asaltando al salir de la escuela, no se
me hace justo que tengamos que salir a
hurtadillas de nuestros hogares como si nosotros fuéramos a asaltar a alguien”, sentenció un alumno de la BUAP.
“Esos tres estudiantes tenían sueños,
dos internos y un pasante de servicio".