Desaparición forzada acecha a los jóvenes

María Luisa Núñez Baroja, fundadora del colectivo La Voz de los Desaparecidos, asegura que seis de cada 10 personas desaparecidas en Puebla se encontraban entre los 18 y 30 años al momento en que se les vio por última vez Lo dice con la certeza de quien durante los últimos años ha conocido de viva voz —y en carne propia— casos de personas desaparecidas en el estado. El colectivo que fundó reúne a por lo menos 60 familias de personas cuyo paradero se desconoce desde hace meses o años. 

El multihomicidio de los universitarios en Huejotzingo guarda, para Núñez Baroja, algún tipo de relación con la desaparición de los jóvenes que ellos han cuantificado. Y esa relación es la vulnerabilidad de aquellos que se encuentran en la cumbre de su vigor físico, de su vitalidad. 

“Yo te diría que el 60% de los casos que nosotros tenemos son precisamente jóvenes. Jóvenes que quizá son utilizados en prostitución, en explotación laboral o hasta en reclutamiento del crimen organizado”, dice. 

La historia del hijo de María Luisa se inscribe en esta crisis. Juan de Dios Núñez Barojas tenía 23 años hasta el 28 de abril de 2017, el último día en que le vieron con vida. Juan de Dios desapareció en un paraje de Palmar de Bravo cuando regresaba a casa, junto a dos amigos que también estaban en sus veintes. 

Por la mañana del miércoles 26 de febrero, María Luisa y otras 50  personas marchan hasta el Congreso local para protestar por el nombramiento de Gilberto Higuera Bernal como titular de la Fiscalía General del Estado (FGE). 

Higuera Bernal significa, para ellos, otros siete años de impunidad. Siete años de ser revictimizados ante los ministerios públicos, y siete años más de casos en los que las pruebas de las investigación se pierden o son desechadas o simplemente nadie las busca. 

Los familiares de las víctimas portan fotografías de los seres a los que buscan. Son rostros jóvenes, chicos y chicas de 18, 23, 28 años. Rostros como el de Brandon Ramírez Ayuso, quien hasta el 12 de junio de 2107, el último día en que su madre lo vio, tenía 20 años.